Quemado #2

53 13 17
                                    

Espero que les guste~

Nota: Lo bueno de un anime tan absurdo y loco como lo es Osomatsu-san, es que todo puede suceder y no siempre se necesita una explicación lógica xD

Karamatsu se siente en la cama de hospital, confundido, permitiendo sin mucha queja que las enfermeras lo revisaran. No entiende exactamente del todo lo que sucedió pero una de las enfermeras le cuenta lo que escucho y pudo entender, hablando de alguien se coló en el hospital en la noche solo para ir directamente a su habitación y tirarle algo encima, no se metió con ningun otro paciente. La pobre mujer que trabajaba en el turno nocturno entro en pánico cuando eso sucedió y se apresuro a atenderlo, mientras los guardias de seguridad corrían tras el hombre que huía como alma que lleva el diablo.

Nadie sabe exactamente que le tiraron pero los del personal fueron rápidos y meticulosos al cambiar tanto las sabanas como sus vendas, solo para descubrir que sus heridas estaban en mejor estado que antes. Causa confusión en los doctores y curiosidad en las enfermeras pero Kara esta aliviado a pesar de que alguien entro a su habitación mientras dormía. De alguna manera, se siente mejor, menos adolorido y aunque las quemaduras aun están presentes, parecen más viejas, como si ya estuvieran por convertirse en cicatrices. Así que tiene un poco más de libertad para moverse, aunque el monitor aun esta presente y la vía intravenosa también pero al menos, lo acomodaron en una posición más sentada y le bajaron un poco a la anestesia o lo que sea que le estuvieran dado, permitiéndole estar más tiempo despierto.

Se pregunta si Dekapan fue aquel delincuente que se atrevió a colarse en el edificio de noches. Cree que puede ser capaz y si lo fue, anota en el fondo de su mente un recordatorio para agradecerle más tarde.

-...esto es raro- piensa mientras se mira las manos con expresión pensativa en cuanto logra estar solo una vez más, agradecido por tener la mente más despegada. Sus brazos, incluyendo sus manos y dedos, están vendados, con una especie de ungüento frio para calmar del todo la sensación ligera de ardor que un tiene. Es extraño, le dan ganas de rascarse pero no lo hace, las enfermeras se lo ordenaron.

Se siente ansioso si es sincero, en especial después de que le hablaron de sus heridas y del daño causado por el fuego. Básicamente, tiene quemaduras en la mayor parte de su cuerpo, le dijeron que sus pies y manos tuvieron mucha suerte a pesar de estar quemados, quemaduras que no cubren por completo sus brazos y piernas para su alivio. Su pecho tuvo más suerte pero la quemadura en su espalda era grande y extensa según lo que le dieron, su hombro derecho llevándose la peor parte por alguna razón, con una quemadura que subía por su cuello y cubría su mejilla hasta casi llegar a su ojo. Aunque, de alguna manera, sus oídos y cabello se salvaron, al menos eso era algo supuso.

Duda, sus manos temblando sin que pudiera realmente controlarlo, moviendo su mano solo para tocar el parche que cubre su ojo derecho y recorriendo con sus dedos la venda que lo cubre, pudiendo sentir que algo de eso también cubre su mejilla. Se pregunta, con cierto miedo, que tan malo es el daño de su ojo.

-¿Eh?- se sobresalta cuando escucha un golpe, alzando la vista, mirando hacia la puerta cerrada de su habitación. Las únicas vivistas que a tenido hasta el momento fueron sus padres, sin contar a las enfermeras que lo revisaban cada dos por tres y al medico que venia de vez en cuando. -Pasa- hizo una mueca, su garganta aun no esta realmente recuperada y su voz se rompe, sonando horrible para su gusto. Solo espera que mejorara o no podría volver a cantar como le gustaba. La puerta se abre, parpadeando con cierta sorpresa ante su visitante.

-Hey, Karaboy- Chibita luce ansioso y nerviosos, retorciendo sus dedos de una manera casi dolorosa, dudando sobre si realmente adentrarse del todo a la habitación o no. 

-...Chibita...- Kara abre la boca, queriendo darle una bienvenida porque en realidad esta contento de ver un rostro familiar de un amigo que viene a verlo, pero lo poco que sale suena roto y arrastrado, la molestia en su garganta siendo suficiente como para hacerlo toser.

-¡Oye!- el más bajo termina por adentrarse por completo, acercándose con apuro y preocupación, subiéndose a la silla, dudando y sin atreverse a tocarlo pero queriendo ayudar al mismo tiempo. -No te mueras conmigo ahora o tu mamá vendrá a ahorcarme con sus propias manos- agarra el vaso lleno de agua que esta en la mesa y lo acerca al herido, manteniendo la pajilla quieta, casi congelado mientras Kara se inclina para tomar un poco de agua apenas puede detener su ataque de tos. -¿Estás bien?- lo miro con preocupación, el Matsuno asintiendo mientras se movía para acomodarse una vez más, exhausto de repente. -Bien- dejo el vaso medio vacío en la mesa, acomodándose en su silla, luciendo incomodo una vez más. Para Chibita, era horrible ver a Kara en aquel estado, luciendo tantas cicatrices que sabía que no iban a desaparecer nunca y todo vendado, con un daño tan extenso que no tenía muy en claro hasta donde llegaba pero por sobre todo, le rompía el corazón la expresión triste que tenía, había algo vacío en su único ojo visible de momento, un dolor profundo que no tenía nada que ver con lo físico.

-...Chibita...- a pesar de su aspecto en general, Kara no pudo evitar sonreír ligeramente al ver a su amigo.

-No hables, tonto- bufo, no realmente molesto, solo con esa preocupación brusca que hizo que la sonrisa del Matsuno se agrandara un poco. -No necesito que te lastimes solo por llamarme, estoy aquí- Kara tarareo, contento, analizando al otro con la mirada. Podía ver el peso de la culpa sobre sus hombros, hundiendo su pequeño cuerpo, con una mueca triste y decaída. No sabía que pasaba por la cabeza ajena pero no podía ser nada bueno.

Así que se movió, extendiendo su mano vendada en dirección a su amigo, divertido al ver al otro parpadear con confusión y sorpresa, frunciendo apenas el ceño. Podía ver las manos de Chibita temblar sobre su regazo, lleno de indecisión y ansiedad. No quería eso e insistió con un sonido roto lo suficientemente fuerte como para llamar la atención. Chibita realmente no tenía la culpa de lo que sucedió, había estado arto de ellos y lo suficientemente desesperado para que los seis haraganes que le robaban comida casi todos los días de la semana le pagaran por una vez en su vida, solo quería que le dieran algo del dinero que se suponía que había ganado. Siendo sincero, ninguno espero que las cosas salieran tan mal.

-Ah, eres un abusivo- algo de la tensión en el más bajo pareció desvanecerse, extendiendo sus propias manos para agarrar la que le extendían. Fue cuidadoso, en especial después de ver las vendas. -Estoy aquí, estoy aquí- Kara solo tarareo ante el falso fastidio en el tono ajeno, moviendo los dedos con mucho cuidado. Un silencio se instala entre ellos, para el Matsuno es tranquilo pero puede notar que su amigo esta buscando las palabras para expresarse, así que solo espera. -Lo siento- suelta después de unos segundos, luciendo genuinamente arrepentido. -Realmente lo siento, Karamatsu. No pensé que las cosas podrían irse al diablo tan rápido...- Kara tiro de sus manos unidas, mirándolo con preocupación, articulando un "esta bien" silenciosos cuando el otro lo miro. Chibita pareció sorprendido, como si no hubiera esperado ser perdonado con tanta facilidad, pero lentamente, hay alivio brillando en sus ojos, sus manos temblorosas apretando apenas la vendada. -Eres demasiado bueno, idiota- esta algo frustrado por la facilidad del otro al perdonarlo pero al mismo tiempo, aliviado, porque había estado muy ansioso y temeroso por si Kara guardaba rencor.

Sera un mejor amigo ahora, Karamatsu lo merece.

Love Karamatsu (Osomatsu-san)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora