Adolescente #3

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Espero que les guste~

Karamatsu termino por hablar de mucho más de lo que había pensado. Desde su último años, tenso y que termino en una pelea en su día de graduación que casi destruye por completo la relación de hermanos, hasta el día de muerte prematura y repentino despertar en su cuerpo más joven. Había mucho allí y aun así, ella lo escucho con atención, sin interrumpirlo en ningun momento.

-Vaya, esa...si que es una historia- Kimiko tararea en cuando el segundo mayor termina de hablar, luciendo entre asombrada y sorprendida.

-Una locura, ¿no?- tiro otra colilla de cigarrillo apagada en la bolsa junto a las demás, notando de manera distraída que era su quinta o quizás la sexta, haciendo una ligera mueca. No era la mayor cantidad que había consumido, no en comparación a sus 18 o sus momentos más feos de estrés y ansiedad, pero este era un paquete ajeno y sintió una punzada de culpa. Se lo tendría que compensar de alguna manera. -No te culparía si no me crees- y a pesar del alivio de haber hablando, desahogado si tenía que ser sincero, ahora quedaba ese ligero miedo de ser tratado de loco o algo así. 

-¿Bromeas?- ella pareció salir de su estado de sorpresa, enarcando una ceja en su dirección. -No sé si te diste cuenta pero este lugar es realmente raro- hizo un gesto en general, en referencia a donde vivían. -Hay un hombre mayor que solo usa calzoncillos, que se sabe que hace experimentos locos y grandes inventos pero nunca fue denunciado ni nada por estilo- Kara reconoce a Dekapan en esa descripción. -Hay un niño/adolescente/adulto, no tengo idea de que es porque nunca parece crecer o envejecer pero tiene la peor suerte de todas. Lo he visto ser perseguido por animales salvajes salidos de la nada, salir disparado para chocar contra algo en el cielo y estrellarse contra el suelo, solo para caminar por si mismo al hospital. Ese sujeto si que es un milagro andante- él sabe que se refiere a Hatabou. -Eso son solo algunas de las cosas raras que vi aquí y estoy segura de que han sucedido cosas más locas- se paso una mano por el cabello plateado y él no pudo decir mucho contra eso. Tenía razón. -Así que, por mucho que suene como algo poco creíble y totalmente sacado de un manga o un anime, diré que te creo-

-¿En serio?- y el alivio lo inunda por completo. Que alguien crea en su palabra, en especial cuando no tiene ninguna prueba a mano, es una sensación difícil de describir al decir verdad pero esta agradecido por ello.

-Por supuesto- ni siquiera duda, luciendo seria y segura de sus propias palabras. -Además, todo eso explicaría tu actitud de ahora- él la miro, ladeando la cabeza con curiosidad. -Desde mi punto de vista, eras tímido y bastante callado, creo que usualmente te veía seguir a uno de sus hermanos por algún lado...- Kara hizo una mueca. Había intentado muchas veces hablar con sus hermanos, intentar reconciliarse o al menos que le hablaran de frente pero todo siempre termino en un rotundo fracaso. -...pero eres muy diferente ahora. Más confiado y hablador pero al mismo tiempo, luciendo perdido y confundido. Creo que es difícil de explicar-

-Creo...que puedo entenderlo- si lo pensaba bien, era diferente a su versión adolescente y supuso que eso se debía notar, incluso si esa no era la intención. -Gracias- ella le sonríe y es entonces cuando el timbre suena, llamando su atención.

-Rayos, cambio de hora- ambos se movieron para levantarse con cierto apuro, él sacudiendo su pantalón por seguridad e inclinándose para agarrar las cosas en el suelo, mientras ella hacia lo mismo con su falda y se acomodaba la chaqueta, guardando los objetos en sus bolsillos una vez más. Caminando juntos para bajar y volver a clases. -Toma- Kimiko saco dos caramelos de su bolsillo, quitándole el papel a uno para llevárselo a la boca y extendiéndole el otro a su compañero.

-Gracias- lo acepto, esperando que el caramelo mentolado disimulara el aroma en su aliento pero oliéndose las manos. -Apesto a humo- ambos lo hacían y aun así, rieron, esperando que las siguientes horas pasaran más rápido.

Al terminar la jornada escolar, Karamatsu esta algo asqueado por los caramelos de menta, tiene aroma a jabón en las manos y lleva su chaqueta en brazos, esperando que el aroma no sea demasiado fuerte.

-¿Temes que tus hermanos se enteren de lo que hiciste?- Kimiko parece divertida por alguna razón, casi burlona pero de una buena manera, caminando a su lado y balanceando apenas su bolso de forma distraída.

-No, ellos no son el problema- mira de reojo a su alrededor al llegar al portón, haciendo una ligera mueca de decepción momentánea de no ver a ninguno de sus hermanos cerca, solo para sacudir la cabeza y animarse al notar que ambos estaban yendo en la misma dirección. Estaba caminando con su nueva amiga, eso era emocionante. -Mi mamá es el tema. Tendré muchos problemas si ella se entera-

-Dile que pasaste muy cerca de un grupo de fumadores o algo así- ella levanto su brazo, oliendo ligeramente la manga de su ropa. -Usare esa excusa con mi hermano y mi mamá- el aroma en ella no era tan fuerte, debido a que solo fumo uno para su suerte, pero estuvo muy cerca de Kara durante su momento de desahogo y el olor era algo pegajoso. -Antes de que se me olvide, dame tu teléfono- él parpadeo, revisando su bolso hasta que encontró el aparato de tono azulado, entregándolo sin mucha queja. -Te daré mi numero. Mándame mensaje si estar aburrido, quieres compañía o lo que quieras, para que podamos salir- se lo devolvió y el Matsuno sonrío, brillante. Esta vez, tenía una amiga en secundaria.

-¡Lo hare!- ella río, creyendo que él se veía por unos segundos como un niño que había recibido un regalo de cumpleaños.

-Me tengo que ir- señalo hacia otro camino después de alguna cuadras. -¡Adiós, Kara-chan! No duden en mandarme mensajes~- cruzo la calle y se alejo, el joven despidiéndose con un ligero ademán de mano, sintiendo una cierta emoción ahora por ir a la escuela al día siguiente. Tenía una amiga, alguien que le creyó sin mucho problema. Aun así, extrañaba un poco a Chibita si lo pensaba bien, quien había sido su único amigo durante años.

Espera que puedan volver a ser amigos ahora.

-Me voy a casa~- continuo su camino y tarareo una melodía, de una de esas canciones que había escrito especialmente para cantar con su hermano menor vestido de amarillo en el techo. A pesar de que el principio había sido un poco abrumador y repentino, se sentía mejor ahora, un poco más tranquilo y aunque no tenía muy en claro que se suponía que debía hacer, estaba decidido a continuar lo mejor pudiera. Haría algunas cosas diferentes esta vez.

Love Karamatsu (Osomatsu-san)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora