Espero que les guste~
Jyushimatsu se siente en el techo de su casa, mirando a la nada, pensativo. En momentos como ese, le gustaría tener a su hermano mayor a su lado, con su guitarra en manos para tocar un canción cualquiera y cantar juntos como lo habían hecho tantas veces antes pero es algo que no puede tener de momento y lo hace sentir perdido. Se siente culpable por no estar al lado del hermano que siempre lo apoya y lo anima, se arrepiente de no haberlo ido a salvar cuando sabía que Kara no dudaría en salvarlo si era necesario. También quiere ayudar a su hermano, quiere hacerlo verdaderamente feliz, hacerlo sonreír con sinceridad, poder ver su sonrisa real y que tanto extraña pero no tiene muy en claro como.
Y entonces, recuerda. Cada vez que se sintió triste, Kara se había sentado a su lado, ofreciendo su hombro con una sonrisa amistosa, hablando de todo y de nada para llenar el silencio entre ellos, a veces tocando su guitarra en una melodía más suave y ligera de lo usual.
-¡Ya sé!- aplaude, contento por la primer idea que al fin se le vino a la mente y esta dispuesto a probar. Se adentra a su hogar con facilidad, por el balcón de su dormitorio y después de robarse uno de los almohadones del sillón que tienen allí, avanza con paso decidido. Sabe que Kara esta en su cuarto, siempre esta ahí cuando Chibita no viene a arrastrarlo para salir o su madre no le pide que le acompañe a algún lado, la luz confirmando que esta allí. Deja el almohadón en el suelo. -¡Nii-san!- se deja caer de sentón allí, sin esperar realmente una respuesta. -Sé que no quieres hablar con nosotros, es nuestra culpa y siento mucho haberte lastimado...- espera que en algún momento, pueda disculparse con el mayor cara a cara, incluso esta dispuesto a inclinarse hasta que su frente chocara contra el suelo. -...pero sé que no te gusta estar solo, así que te hare compañía- se acomoda, sonriente como siempre, esperando que el otro lo estuviera escuchando. Respira profundo y empieza. Canta canciones al azar, las que viene a su mente, y cuando su repertorio se le termina, habla de lo que sea. Del grupo de niños que se juntan en el parque para jugar al beisbol y lo dejaron jugar con ellos a cambio de enseñarles algunos trucos, de las tontearías que hizo con los demás, incluso le habla de las cartas y fotos que le llegan de Homura como siempre hizo. Es raro y un poco incomodo si tiene que ser sincero el tener que quedarse quieto, sentado, sus piernas temblando con energía apenas contenida pero aun así, no se mueve de allí, no hasta que su mamá lo llama para que le haga un favor. -Tengo que irme, Nii-san- se levanta, sacudiendo un poco las piernas en un intento de que la sensación de entumecimiento ligero se desvanezca. Estuvo demasiado tiempo sentado, aunque sin arrepentimientos. -Espero que mamá me deje comprar dulces, tal vez pueda conseguir ositos de goma para ti- se inclina para agarrar el almohadón en el suelo, dispuesto a devolverlo a su lugar antes de que lo regañaran y ahí, justo cuando se endereza, lo escucha.
Golpes. Uno. Dos. Como si alguien golpeara con su nudillo la pared más cercana, lo suficiente como para solo hacer el sonido.
-¿Nii-san?- se queda muy quieto, sintiendo que sus labios tiemblan cuando escucha más golpes, ligeros y suaves pero audibles. Siente que una gran sonrisa se dibuja en su rostro sin poder evitarlo, con los ojos brillantes por las lagrimas de felicidad que todavía no derrama, una sensación de euforia creciendo en su interior que lucha por mantener bajo control. -¡Volveré, Nii-san!- otros golpes y ríe alegremente, alejándose con el pecho más liviano.
¡Su hermano lo estaba escuchando! Eso se sentía como todo un logro.
Hace eso todos los días a partir de allí. A veces se siente allí, durante horas solo para hablarle de lo que sea que viniera a su mente y en otras ocasiones, solo puede pasar por enfrente de su puesta para saludarlo o despedirse pero cada vez, puede escuchar los golpes que vienen del interior de la habitación. Los toma como una respuesta positiva, esperando que Kara estuviera disfrutando de su presencia y charla, y como una respuesta, una señal de que esta siendo escuchado y no completamente ignorado. Eso lo llena de emoción cada vez y alimenta su esperanza de que puede tener una oportunidad.
Y un día, algo cambia.
-¡Nii-san, conseguí paletas!- Jyushi se acerco a la puerta como suele hacer, sonriendo, agitando las paletas que sostiene a pesar de que el otro no puede verlas. -Son de esas que te tiñen la boca de color. Mi boca será amarilla~- consiguió muchas si tiene que ser sincero, una de cada color que estuvo disponible pero las azules son especialmente para Kara, porque sabe que es su color favorito. -Las dejare aquí para que...- tiene la intención de dejarlas allí para que su hermano pudiera agarrarlas cuando se fuera pero la puerta se abre de repente y el de amarillo queda congelado en su lugar cuando alza la vista para encontrarse con el rostro ajeno. El menor no puede evitar analizarlo por unos segundos. En su opinión, el mayor luce menos tembloroso en comparación a cuando recién volvió, ligeramente pálido por su encierro y con ojeras apenas marcadas pero de alguna manera, luce mucho más saludable, como si hubiera subido un poco de peso. Aunque aun tiene un parche medico cubriendo su ojo derecho, puede ver que el izquierdo tiene cierto brillo, de esperanza quizás o algo así. Luce curiosos, sorprendido como si no creyera sus propias acciones o por encontrarse de repente con uno de los hermanos que esta evitando pero luce tranquilo.
Verlo de frente, sin rastro de miedo, hace que Jyushi quiera llorar por alguna razón.
-Nii-san~- ah, al diablo, esta llorando y ya no puede detenerse. Toda la tensión, la desesperación, la culpa se mezclan de alguna manera con su repentina felicidad y alivio, desbordándose en lagrimas que caen como cascadas, sin dar señales de que fueran a detenerse pronto. No puede ver como Kara se sobresalta, su expresión entre la preocupación y el pánico, sus manos cicatrizadas flotando, como si no tuviera muy en claro que hacer. -Lo siento, lo siento mucho- cree que es su oportunidad de darle a su hermano una disculpa adecuada y sincera porque se lo merece. -Lamento ser un mal hermano, lamento haberte lastimado- esta sollozando, inclinándose hasta que se arrodilla y medio estrellando su frente contra el suelo cuando hace una reverencia, ignorando el dolor a favor de disculparse.
Levanta la vista solo cuando siente un apretón. Puede ver a Kara arrodillado frente suyo, sus manos acunando la suya, y aunque no puede sentir realmente su piel a través de las mangas, disfruta el toque de la repentina calidez de su hermano. El mayor dudo un poco antes de que sus vistas se conecten y le regala una sonrisa tentativa. No es totalmente alegre, lo que se espera en esa situación, pero tampoco es totalmente falsa, un alivio para él porque no le gustan las sonrisas falsas. Había visto muchas sonrisas falsas en el rostro de Kara en las últimas semanas, en las pocas oportunidades que en realidad pudo verlo, y ese gesto forzado no le gusta, le revuelve el estomago.
La de ahora, hace que sienta alivio.
-Nii-san~- le gustaría abrazarlo, aunque no cree que sea un gesto bienvenido, y se conforma con acunar las manos ajenas entre las suyas cubiertas por la tela de su voz. No puede sentir tensión en su hermano, quien en realidad parece moverse para acercarse un poco y Jyushi no tiene vergüenza en decir que solloza un poco más, en especial cuando el mayor se inclina para que sus frentes se toquen.
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Love Karamatsu (Osomatsu-san)
RastgeleHistorias cortas mayormente centradas en Karamatsu, sin incesto ni nada por el estilo. Si lo adoras tanto como yo, este es un buen libro para ti~ Nota: Muchas gracias si le das a este libro una oportunidad ^_^ Advertencia: La imagen de portada no me...