19. Alienated

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—Luces estresado — dice Louis, entrando a su sala de estar con algunas camisetas en sus manos.

Milo, quien está sentado sobre la alfombra y rodeado de diferentes papeles, lo mira por algunos segundos con una sonrisa cansada.

—Solo un poco — le responde, encogiéndose de hombros — ¿Terminaste con tu maleta?

Louis observa su maleta con ambos brazos recargados contra su cadera. La maleta está toda desordenada, tirada sobre uno de los sillones, pero Louis cree que debería estar casi lista.

—Casi — contesta — No empaque demasiadas cosas.

—Casi no empacaste...— Milo lo mira con las cejas alzadas — ¿Para un mes entero en Tour?

—Podre comprar más cosas después.

—Louis...

—¡La mitad de mi ropa sigue en las cajas! — Se defiende —Y, no lo digas, ya sé que he tenido dos semanas para desempacar, pero he estado ocupado, ¿okay?

Milo hace un gesto amplio, abarcando todo el desastre que los rodeaba.

—Yo puedo ayudarte con todo esto — le ofrece — No es gran cosa.

Louis se vuelve hacia él, con una mirada cansada.

—No — responde, sacudiendo la cabeza — Eres mi pareja, no mi ama de llaves — rechaza suavemente. La verdadera razón era que cada vez que Milo se acercaba para ayudarlo, Louis se sentía aún más culpable.

¿Por qué se sentía culpable?

Tal vez la razón principal era que, sin que el mismo lo admitiera, ansiaba volver a ver al rizado todos los días, estar cerca de él. El tour era su oportunidad para hacerlo. Y tal vez, estaba siendo jodidamente egoísta al siquiera desear que una pizca de lo que fueron siguiera ahí, escondida entre lo más profundo de los escenarios.

Refiriéndose a su amistad, claro...

—Entonces, deja que yo me encargue de lo básico —sugiere Milo, con esa suavidad que solo hacía que la culpa de Louis se hundiera más profundamente—. No haré nada importante sin consultarte, solo lo esencial. Desempacaré lo necesario para que el lugar esté funcional cuando regreses, y luego, cuando tengas tiempo, podemos hacer el resto juntos.

—Odio la idea de irme y dejar todo esto así —dice, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. — Y no solo hablo del desorden. Sé que tú y yo apenas estamos comenzando e irme así durante...

—Louis — lo interrumpe el pelinegro — Está bien. De verdad no tienes que preocuparte por eso.

Impulsado por la culpa y el deseo de hacer algo bien, Louis se acercó a Milo y le plantó un beso en la frente. Un gesto simple, pero cargado de todo lo que no podía decir.

—Gracias, de verdad. No sé qué haría sin ti —murmura Louis, consciente de lo irónico que sonaba, sabiendo que una parte de él ya estaba perdida en otra persona.

¿Cuánto tiempo más podría seguir así?

¿Cuánto tiempo más podría seguir así?

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I Do It For The GloryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora