17. Happier

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Deja caer su maleta en el suelo en cuanto cruza el umbral de la puerta. Aparentemente, no hay nadie en casa. O eso es lo que supone gracias a que no puede escuchar ni un ruido y al que no haya dos pares de brazos aprisionándolo en un recibimiento amoroso.

Melissa debía de estar en la escuela.

¿Cómo había cambiado la vida de su madre y su hermana? Por raro que suene, no lo había pensado ni una vez.

Bueno, no había mil paparazzi fuera de la propiedad. Así que, con un poco de suerte, su familia no se había visto tan afectada con respecto a su privacidad gracias a su nuevo estilo de vida. No cree que sea el caso, pero un poco de esperanza no está mal. No es que Louis fuera tan famoso.

O tal vez lo era.

Quiere decir, al menos un poco. Lo suficiente como para que las personas colocarán su cara de foto de perfil y puede que algunos artículos sobre él fueran escritos.

Sonaba malditamente extraño cuando lo pensaba, no quiere imaginarse que tan molesto va a sonar si es que se lo dice en voz alta a alguna de sus ancianas vecinas que seguramente no se han enterado del cambio en el vecindario gracias al internet. Si se lo piensa bien, eso explicaría por qué el panadero, el padre de unos de sus compañeros en la universidad, alguien que ha conocido por prácticamente toda su existencia en esta tierra, lo miro de una manera tan extraña esta mañana cuando se detuvo por una dona.

Louis se aleja de la puerta y se dirige a la sala de estar, dejándose caer en ese mismo sillón donde se había encontrado viendo un partido de fútbol cuando Melissa llegó a él sufriendo. El comienzo de todo, supone. No había pasado ni la mitad de un año y ese día ya se sentía tan lejano, puede que estar viajando de un país a otro le hubiera afectado a su registro en el paso del tiempo, quién sabe.

Pasar el tiempo, eso es lo que hace. Recostándose totalmente en el sillón, poniéndose cómodo mientras espera que su familia regrese. Sin hacer nada en específico más que respirar y mirar al techo, lo que probablemente se vuelva un poco de rutina durante los dos meses que tiene para descansar. Dos muy largos meses. ¿Qué iba a hacer con su vida?

Por el momento, Louis enciende la televisión. Un partido cualquiera al que no le presta atención verdadera. ¿Es México jugando contra estados unidos? A Louis le gusta México. No lo suficiente como para que pueda atraer su atención de todo aquello en lo que no quiere pensar.

Comida. Tal vez necesita algo de comida.

Deja la sala de estar atrás, y camina con pereza hasta al refrigerador. El congelador, aparentemente, también ha sido víctima de su ausencia. ¿Dónde estaba su helado? ¿Por qué todo estaba repleto de frutas?

Dios, Zayn y Liam estarían felices por ver las opciones de compras de su madre y su hermana.

Regresa al sillón sin muchas opciones, relajando su cuerpo y dejando que su mirada se deslice de un lado a otro en la pantalla. Que es, por decir algo, todo lo que hace en esa hora y media que tiene que pasar hasta que puede escuchar la puerta principal siendo abierta y pasos que se acercan por el corredor.

—¿Dónde carajo estaban? — pregunta en voz alta, aún acostado en el sillón.

No puede ver a su familia, pero sonríe al saber que les ha causado un pequeño susto.

—¡Dios, Louis! — Melissa le grita, asomándose a verlo, aun con una de sus manos colocadas sobre su corazón — ¿Qué te pasa? Podrías haberme causado un infarto.

—Lo dices como su no supieras que regresaría a casa.

Se acomoda, sentándose para poder ver los movimientos de su hermana, y sonríe con burla. Melissa se acerca a la encimera en la cocina y comienza a sacar algo de comida de algunas bolsas transparentes, tomándose un segundo para mirarlo con molestia.

I Do It For The GloryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora