Capitulo 44

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El sol comenzaba a esconderse detrás de las colinas, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. La noche se acercaba con su manto estrellado, y con ella llegaba la inevitable hora de llevar a los pequeños príncipes a sus camas. Después de un día lleno de risas y juegos, ahora reinaba una calma suave, como si la misma naturaleza les susurrara que era tiempo de descansar.

Los niños todavía correteaban por el jardín, sus risas resonando a través de los árboles y el césped. Jaehaera, la mayor, guiaba a sus hermanos como una pequeña líder, su cabello dorado ondeando detrás de ella mientras corrían. Jahaerys la seguía de cerca, con Maelor tratando de mantener el ritmo con sus pequeñas piernas.

-Es hora de ir a dormir, pequeños dragones -les dije con una sonrisa, caminando hacia ellos mientras Helaena me seguía de cerca. Sabía que esta hora era siempre un pequeño reto; después de toda la energía gastada durante el día, a veces se resistían a la idea de irse a la cama.

-¡No queremos dormir! -protestó Jahaerys, frunciendo el ceño mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. Había un brillo travieso en sus ojos, uno que conocía muy bien.

-Los dragones también necesitan descansar, Jahaerys -respondí con suavidad-. Necesitan recuperar sus fuerzas para las aventuras que vendrán mañana.

Jaehaera se acercó y tomó mi mano, tirando ligeramente de ella mientras miraba hacia el castillo.

-Pero tía Visenya, todavía no estamos cansados -dijo, aunque sus ojos comenzaban a cerrarse lentamente. Sus pequeñas manos, cálidas y suaves, apretaron las mías con fuerza, como si temiera que al irse a dormir, el día llegaría a su fin demasiado pronto.

Me agaché para quedar a su altura, mirándola directamente a los ojos.

-Sé que no quieres que el día termine, Jaehaera, pero la noche también tiene su magia. -Le acaricié la mejilla suavemente-. Bajo las estrellas, puedes soñar con las aventuras más grandiosas. Y cuando despiertes, estarás lista para vivirlas.

Jaehaera me miró, su expresión se suavizó mientras consideraba mis palabras. Siempre había sido una niña imaginativa, capaz de perderse en historias y sueños, y sabía que la idea de soñar con sus aventuras favoritas le atraía.

-¿Podemos soñar con dragones? -preguntó Jahaerys, acercándose también, su tono más curioso que desafiante ahora.

-Por supuesto -le aseguré-. Pueden soñar con los dragones más grandes y poderosos que jamás hayan existido. Dragones que vuelan tan alto que casi tocan las estrellas.

Maelor, el más pequeño, miraba con los ojos abiertos de par en par, completamente cautivado por la conversación. Aunque apenas había aprendido a hablar, sus gestos y expresiones decían más de lo que cualquier palabra podría expresar. Se aferró a la falda de Helaena, buscando su consuelo.

Helaena, con su paciencia infinita, se inclinó hacia él y lo levantó en sus brazos.

-¿Te gustaría soñar con dragones, Maelor? -le preguntó con dulzura, a lo que el pequeño respondió con un leve asentimiento, apoyando su cabeza en su hombro.

El momento estaba lleno de una extraña mezcla de ternura y melancolía. Ver a mis sobrinos así, tan pequeños y vulnerables, me llenaba de un amor profundo, pero también de una tristeza que no podía ignorar. Sabía que estos días de inocencia no durarían para siempre. El destino de nuestra familia siempre había sido uno de grandes desafíos y responsabilidades, y en algún momento, estos pequeños tendrían que enfrentarlos también.

-Vamos, pequeños -dije finalmente, poniéndome de pie y tomando a Jaehaera de la mano-. Es hora de llevarlos a sus camas.

Comenzamos a caminar hacia el castillo, con Helaena y Maelor a mi lado, y Jahaerys trotando alegremente a nuestro alrededor. Jaehaera todavía mantenía su mano en la mía, aunque sentía cómo sus fuerzas comenzaban a flaquear.

Survivor [Aemond Targaryen Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora