Capítulo 24

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24. Una Reunión Importante

(21 años)

Sara y Reginal estaban sentados sobre una manta roja, cuando Reginal estaba con nuestra hija era un hombre totalmente diferente, no había nada que lo alegrará más que estar con su hija. Los observaba de lejos con una pequeña sonrisa, levanté la cámara y les tomé una foto, las imágenes son la única cosa que mantiene los recuerdo vivos, Reginal me miró con el ceño ligeramente fruncido.

— ¿De donde sacaste la cámara? —preguntó mientras se acomodaba.

—Un regalo de Emma —respondí —quería que tuviera recuerdos de New York.

Reginal se levantó del piso y tomó a Sara en sus brazos, la niña adoraba estar con Reginal casi tanto como él con ella, Reginal era el único capaz de dejar de hacerla llorar rápidamente, lo que me beneficiaba a mi, pues cuando Sara se despertaba llorando a mitad de la noche él siempre era el que iba.

—Estoy seguro de que Sara me quiere más a mí —afirmó cuando llegó a mi lado.

—Ya quisieras Miller —le respondí fingiendo enojo, tome a Sara en mis brazos, ella sonrió ligeramente — voy a llevarla a los establos, para que vea a los animales.

Empecé a caminar, Reginal me seguía, caminando a unos pasos de distancia, tenía una ligera sonrisa grabada en sus labios.

—¿Cuánto tiempo nos queda en New York? —le pregunté, aunque no lo dijera en voz alta, extrañaba mi hogar, a mis amigos y a Lady.

—No estoy muy seguro —respondió —ya he resuelto la mayoría de "problemas" que tengo acá, pero todavía me quedan unos cuantos y prefiero asegurarme de tener todo en orden antes de volver.

Asentí levemente, deseaba que Reginal apurara las cosas, pero para tratar con el tipo de gente con la que necesitaba negociar tocaba tomarse tu tiempo, llevábamos un mes en estado unidos y hace un buen tiempo que habíamos cambiado el ruidoso hotel en el centro de la ciudad por una de las mansiones que los White tenían a las afueras de la ciudad, Emma había ofrecido dejarnos quedarnos ahí cuando le comente sobre cuánto odiaba lo ruidoso que era New York, Reginal y yo habíamos adoptado una rutina, nos levantamos, salimos a pasear con Sara, luego él iba a alguna reunión mientras yo me quedaba en la mansión o iba a visitar a Emma, luego por la noche nos quedamos hasta tarde tomando vino o Whiskey, lo que encontremos primero.

Estuvimos un buen rato en los establos, yo le señalaba a Sara los animales y le hablaba un poco de ellos, Reginal se había quedado en la entrada, no le agradaban los animales y mucho menos los de granja, cuando Sara se quedó dormida ambos volvimos a la mansión y nos sentamos en la sala, esa noche tocó vino.

Reginal se veía algo más cansado de lo normal; ni siquiera se había peinado, su traje estaba mal acomodado y su corbata no estaba atada. Él nunca dejaría que alguien lo viera así, eso hubiera dañando su imagen. Pero, a pesar de verse cansado y destrozado, me sonreía tiernamente y me miraba con una paz y tranquilidad que no concordaban con su apariencia. Me di cuenta de que, siempre que Reginal estaba conmigo o con Sara, esa paz permanecía en sus ojos.

No subimos a dormir hasta que pasó la media noche, yo nunca era capaz de quedarme dormida rápidamente, por lo que me dedique a mirar las estrellas por la ventana, al menos en la mansión si se podía ver, en New York era prácticamente imposible ver una, las estrellas eran los único que Estados unidos y mi hogar tenían en común, me preguntaba cómo estaban las cosas, Reginal me habia contado que Bastian le había dicho que De Luca se estaba dedicando a explotar casas y extorsionar a la gente, empezaba a creer que el tipo si estaba verdaderamente loco.

En Los Años 50Donde viven las historias. Descúbrelo ahora