5. La Hacienda.
Revise que nada se quedara, a pesar de que la hacienda tenía todo lo necesario, casi no íbamos, por lo que siempre era mejor estar preparados.
Cuando me asegure de que estaba todo listo salí de la casa junto con Lady, Reginal ya se encontraba en el auto esperando, como siempre iba con uno de sus trajes negros y el cabello bien peinado, me preguntaba como hacia para que no le diera calor.
No dijo nada cuando me monté al auto junto con Lady, me mentalice para estar tres horas sin hablar, solo escuchando a los pájaros cantar y Lady ladrar.
Y sinceramente este tipo de silencio no me molestaba, todo lo contrario me tranquilizaba, daba paz.
El auto arrancó, me fije en algunas tiendas de ropa, anotando mentalmente los nombres para luego ir y ver si había algo que me gustara.
Cuando salimos del área urbana cerré los ojos y me concentré en escuchar, si me concentraba podía escuchar el ruido que hacia el agua de una cascada al caer en algún arroyo, los diferentes cantos que los pájaros hacían, unas cuantas hojas rompiéndose por la pisada de algún animal, como dije anteriormente era una viaje tranquilo y las tres horas se pasaban volando.
Cuando llegamos no pasó mucho antes de que dos de los empleados tomaran nuestras maletas y la llevaran a nuestra habitación.
El mayordomo se acercó a nosotros, Reginal y yo rara vez íbamos, por lo que él se quedaba a cargo de todo, me atrevería a decir que los empleados eran más leales a él que a Reginal.
― Él señor Sebastian Jones lo espera en él salón principal ― dijo
― ¿Bastian está aquí? ― pregunte con algo de sorpresa, si Bastian estaba aquí significaba que la visita a la hacienda era por temas de negocios, por lo que no podría ir a visitar al pueblo como lo tenía planeado.
― Sí señora, en el salón principal.
Me apresure a entrar, y tal como el mayordomo dijo, Bastian se encontraba en la sala, aplastado en el mueble.
Me acerqué a él, no estaba dormido, miraba fijamente el techo, como si estuviera intentando descubrir algo, probablemente estaba borracho.
― ¿Estás muy cómodo? ― le pregunté sacándolo de su trance.
El al escuchar mi voz se apresuró a levantarse, mirándome con una sonrisa.
― Mi pequeña Elen ― me saludó mientras me abrazaba ― ¿Cómo has estado?
― Creo que vas a romperme una costilla ― fue lo único que fui capaz de decir, él me soltó.
Yo amo los abrazos, me parece una de las más sinceras muestras de cariño, pero cuando Bastian abrazaba a alguien se encargaba de utilizar todas las fuerzas que tuviera en el momento, por lo que después de unos segundos ya no tenias aire.
― ¿Esa es la forma de saludar a tu hermano favorito?
― ¿Quién te dijo que eras mi hermano favorito?
― ¿Quien más lo sería?
― Thiago, el es mas maduro que tu
Bastian me miró claramente ofendido.
― Tiene siete años, ¿Cómo va a ser más maduro que yo?
― ¿Quieres apostar?
Bastian rodó los ojos, yo sonreí.
― ¿Donde esta Reginal? ― Cambio el tema ― me estuvo insistiendo toda la semana para que llegara temprano, y ahora que lo hago él no aparece.
― Llegaste diez minutos antes que nosotros ― Reginal entró a la habitación seguido del mayordomo.
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En Los Años 50
RomanceEn la década de los 50, Elen fue arrastrada a un matrimonio arreglado cuando tenia 15, su esposo nunca pareció amarla, pero de un momento a otro las cosas empezaron a mejorar para después caerse por un precipicio, ¿podrá Elen sobrevivir a todos los...