Capítulo 13.

44 13 0
                                    

13. Días de Descanso.


El camino había sido algo incómodo, por primera vez Reginal había intentado hablar conmigo, y por primera vez yo no estaba interesada en tener una conversación con él.

Sonreí un poco cuando vi la hacienda, sinceramente no había pensando mucho en ella desde el incidente con Dama, Lady había entrado a la hacienda apenas se bajó del carro, probablemente ahora estaría por el jardín corriendo.

― ¿No vas a entrar? ― Reginal me pregunto cuando vio como me quedaba parada en la entrada.

― Espero a alguien ― le respondí sin ni siquiera mirarlo.

― ¿Invitaste a alguien?

Lo mire con el ceño fruncido.

― Si, ¿Algún problema? ― le pregunté con tono brusco, el cual era el único que utilizaba para hablarle ― Porque tú invitaste a Sebastian.

― No tengo ningún problema, Elen ― Respondió ― ¿A quien invitaste?

No tenía planeado responderle y tampoco alcancé a hacerlo, porque en ese momento un carro Delamier DE36 parqueo en toda la entrada de la hacienda.

Me acerqué con una sonrisa.

― Lili, creí que te demorarías un poco más ― la saludé apoyándome en la puerta del auto.

― No podía dejarte esperar mucho con los dos idiotas ― Respondió mirándome con una sonrisa.

Solté una pequeña risa.

― ¿Por qué no trajiste a Leo? ― le pregunté al notar que venía totalmente sola.

― Es un fin de semana de chicas, a Leo lo cuida su abuela, además, no le gustan los viajes largos, suele vomitar ― Coloque una mueca antes las palabras de mi amiga ― ¿Donde puedo parquear el carro?

― No te preocupes por eso, uno de los empleados se encargará, vamos, quiero enseñarte la hacienda.

La pelirroja se bajó del auto y tomó mi brazo, las dos entramos a la hacienda, pasando por el lado de Reginal, pude ver a la perfección como Lili lo miraba por encima del hombro.

Las dos entramos a la sala principal, Bastian estaba ahí, al vernos una leve sonrisa apareció en su rostro.

― Taylor, Elen ― saludo, no se atrevió a darme un abrazo como siempre lo hacía ― es un gusto verlas.

― No puedo decir lo mismo ― Lili respondió y luego me miró ― Elen, ¿Por qué no me muestras mi habitación? sabes lo que me cuesta adaptarme a un nuevo lugar.

Asentí, le dirigí una última mirada a mi hermano y guíe a Lili por las escaleras.

La hacienda tenía un montón de habitaciones de las cuales ni la mitad eran ocupadas, por lo que encontrar una para Lili no fue difícil.

Cuando entramos a la habitación lo primero que mi amiga hizo fue quitarse los zapatos y tirarse a la cama.

― Esta cama se siente como el paraíso ― Murmuró.

Solté una pequeña risita, observé a mi amiga desde la entrada de la habitación.

― ¿Cómo fue tu viaje? No tuviste ningún incidente, ¿Verdad?

Lili nego.

― Fue muy tranquilo a decir verdad ― respondió mi amiga, pude notar como abría los ojos ― vi unos cuantos animales en el camino, también me encontré con plantas que pueden servir para hacer medicamentos, tome las que vi, comprarlas sale muy caro ― Asentí, Lili se sentó en la cama ― y tú, ¿Cómo te ha ido?

En Los Años 50Donde viven las historias. Descúbrelo ahora