𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐈𝐌𝐏𝐄𝐑𝐈𝐎 | 𝐘𝐌 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄

❝𝟎𝟏❞

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El Palacio Draconith se levantaba imponente en el centro de Dravaria, con sus techos amplios y curvados sostenidos por columnas sólidas. Alrededor, los jardines bien cuidados y los lagos tranquilos le daban un aire sereno que contrastaba con el bullicio de los patios, donde se preparaba la gran celebración por el aniversario de reinado del rey Min YoonGi, que sería en dos días.

Ese mismo día, llegaron treinta nuevos concubinos desde el Palacio Etherion, todos listos para ser evaluados y posiblemente servir al rey. Entre ellos, Jimin, un omega de cabello rubio y ojos verdes, se destacaba sin esfuerzo por su belleza delicada.

Los recién llegados estaban alineados bajo la mirada severa de dos mujeres. Una, de cabello negro recogido en un moño, caminaba entre ellos con la autoridad que solo los altos rangos del palacio podían tener. A su lado, una beta con el cabello castaño anotaba nombres en una lista con precisión.

—Éste también —indicó la mujer de cabello negro, señalando a uno de los jóvenes.

Sin dudarlo, la beta marcó el nombre y los sirvientes llevaron al elegido a la sala de revisión. La mujer siguió evaluando a los demás, hasta que sus ojos se posaron en Jimin.

—¿Tu nombre? —le preguntó con una mirada firme.

—Jimin —respondió él, apenas audible.

Después de una breve evaluación, la mujer asintió y la beta anotó su nombre en la lista.

—¡Pongan atención! —la mujer levantó la voz—. Ahora están en el Palacio Draconith, propiedad de Su Majestad. Este lugar puede ser su paraíso o su infierno, depende de ustedes. En dos días, es el aniversario del reinado del rey, y algunos podrían ser seleccionados... si se lo ganan.

Las miradas nerviosas se cruzaron entre los concubinos mientras la tensión crecía.

—El rey tiene expectativas muy altas. Su comportamiento determinará su destino aquí. Cumplan con sus responsabilidades y sigan las reglas. Este lugar es su oportunidad, pero depende de ustedes aprovecharla.

Los sirvientes, siguiendo la orden, empezaron a llevar a los concubinos a sus nuevas habitaciones. Jimin los siguió, su corazón acelerado mientras recorrían los amplios pasillos del palacio.

El grupo llegó hasta una enorme puerta de madera, tallada con intrincados detalles que mostraban la rica historia del lugar.

—Aquí es donde pasarán sus primeras noches —explicó el sirviente mientras abría la puerta, que crujió al moverse.

Detrás de la puerta había un gran salón decorado con alfombras suaves y cojines por todo el suelo. Las camas estaban distribuidas por el espacio, dejando claro que todos dormirían juntos al menos por un tiempo.

—Adelante —dijo el sirviente—. Éste será su lugar temporal hasta que se les asigne un rango.

Jimin encontró un rincón y se sentó en un cojín, observando todo a su alrededor. Mientras lo hacía, no podía evitar preguntarse qué le deparaba el futuro. Sabía que lo que venía no sería fácil, pero estaba decidido a cumplir con lo que se esperaba de él.

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El salón principal del palacio de Draconith estaba envuelto en una atmósfera pesada y solemne. Alrededor de la gran mesa de mármol se encontraban varios embajadores de un reino vecino, Eldoria, sus rostros tensos mientras esperaban la respuesta del rey de Dravaria.

En el trono, YoonGi, el implacable rey, escuchaba en silencio, con la mirada fija en los embajadores. A su lado, Hoseok, su consejero de confianza, mantenía una postura relajada pero alerta, y Namjoon, el general de su ejército, observaba con una mirada severa. La tensión en la sala era palpable, cada palabra que los enviados pronunciaban parecía pesar más que la anterior.