❝𝟏𝟖❞

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YoonGi estaba en sus aposentos. El silencio solo era roto por su respiración lenta. Unos golpes firmes en la puerta lo interrumpieron. El rey no estaba de humor para recibir a nadie. Sus pensamientos seguían atrapados en el caos que se avecinaba en las fronteras de Eldoria. A pesar de ello, algo en su pecho se quitó. Había estado esperando a alguien.

—Adelante —dijo, sin girar el cuerpo, su tono firme, aunque con una ligera vacilación.

La puerta se abrió lentamente, pero no percibió el aroma que esperaba. La fragancia cálida que anhelaba no estaba ahí.

Al volear, su mirada se encontró con Suran. Un fruncido apenas visible apareció en su rostro, pero mantuvo la compostura.

Suran alarmantemente al notar que su presencia, aunque incómodo para él, no lo había hecho explotar. Se acercó sin sobrepasar el límite que podría haberlo molestado.

—Sabes que me gustas más cuando guardas silencio —comentó, jugueteando con las joyas en su cuello.

YoonGi no respondió. Se mantuvo observándola con los ojos entrecerrados, pero sin perder su expresión neutral. No estaba acostumbrado a este tipo de juegos, especialmente con alguien como ella.

Suran, al ver su falta de reacción, dio un paso más.

—No te preocupes, mi rey. Solo vine a ver cómo estás —dijo, su tono suave, pero con un trasfondo de poder.

El rey, aunque incómodo, no mostró disgusto. No quería que ella pensara que su silencio era una invitación.

—No esperaba tu visita —dijo al fin, manteniendo la misma neutralidad.

Suran sonriendo, sintiéndose satisfecha. No era la primera vez que YoonGi se mantenía distante, pero algo en su actitud le hacía sentir que había tocado una fibra.

—Pareces... tenso —comentó con un tono más juguetón, desafiándolo.

El rey no respondió, su rostro se endureció. El peso de la corona y la preocupación por Eldoria lo mantenían distanciado.

Suran decidió avanzar en su juego, colocándose justo frente a él.

—Sabes, YoonGi? —susurró—. No siempre tienes que cargar con todo solo. A veces necesitas a alguien que te entienda.

El silencio del rey se alargó. Aunque sentía el peso del mundo sobre sus hombros, no lo admitiría. Tras unos segundos, acercándose ligeramente.

Suran, percibiendo una pequeña rendija, se acercó más, su presencia dominante. Por un momento, YoonGi no supo si apartarse o dejarse llevar.

—Sé que no te gusta aceptar ayuda —murmuró—. Pero no siempre eres invencible.

Con un movimiento audaz, Suran tomó sus manos y las colocó en su cintura, rodeándolas con los brazos. El gesto era calculado, forzando una cercanía que él no deseaba, pero no pudo evitarlo.

YoonGi intentó apartarse, pero Suran lo detuvo, capturando sus labios en un beso hambriento. El aroma opresivo de su perfume se mezcla con el suyo, creando un ambiente sofocante.

El rey no respondió de inmediato. Su cuerpo quedó tenso, atrapado entre el desconcierto y la rabia.

Finalmente, YoonGi la tomó con firmeza, atrayéndola hacia él en un beso agresivo, lleno de frustración. Suran se dejó llevar, atrapada por su poder, pero la intensidad no reflejaba pasión, sino liberación.

El rey mantenía el control, pero sus movimientos eran mecánicos. No había ternura, solo una acción vacía.

Cuando rompió el beso, sus ojos la observaron con frialdad. Aún la sostenía, pero no había afecto ni deseo en su mirada.

𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐈𝐌𝐏𝐄𝐑𝐈𝐎 | 𝐘𝐌 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora