❝𝟏𝟗❞

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El rey YoonGi, con su expresión impasible, escuchaba las recomendaciones de sus asesores, pero su mente se desviaba una y otra vez hacia el omega. Su ausencia esa mañana lo inquietaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Se había dado cuenta de que Jimin había evitado su mirada. Aquellos ojos verdes que siempre lo observaban con intensidad, hoy, se habían desviado a cualquier otra parte. Algo en su actitud le resultaba extraño, como si el simple acto de mirarlo le causara dolor.

El silencio de los consejeros se hacía pesado, sus palabras sonaban vacías. Los informes de la frontera, los movimientos militares, todo parecía ruido blanco. Lo único que ocupaba su mente era Jimin.

No sentía su fragancia, esa mezcla suave de entre lo agrio y lo dulce que siempre lo rodeaba. La falta de su presencia lo hacía sentirse vacío. YoonGi nunca había pensado en buscarlo, pero la ausencia de su aroma lo inquietaba.

—Su Majestad, necesitamos su decisión sobre la ruta comercial con Glaciaris —dijo un consejero, rompiendo su ensueño.

YoonGi levantó la mirada, pero sus pensamientos seguían lejos.

—Que sigan con lo planeado. Refuercen las patrullas —respondió, sin entusiasmo.

El consejero asintió, sabiendo que el rey no estaba realmente presente. YoonGi estaba desconectado, consumido por el pensamiento de Jimin. La inquietud por su ausencia lo absorbía.

—¿Su Majestad? —La voz de Hoseok interrumpió su tren de pensamientos. El comandante lo miraba con preocupación, notando su desconcentración.

—¿Hoseok? —respondió el rey, con tono distante, sin poder ocultar su preocupación.

Hoseok continuó, intentando captar su atención.

—La defensa de las rutas comerciales es crucial. Debemos estar preparados.

El rey asintió mecánicamente, pero su mente seguía en Jimin. ¿Por qué no había llegado cerca de él? ¿Por qué lo evitaba?

YoonGi se obligó a concentrarse en la reunión, aunque las palabras de Hoseok se desvanecían en el aire. La expresión del comandante denotaba preocupación, y el rey se dio cuenta de que su estado no pasaba desapercibido.

—¿Está todo bien, Su Majestad? —preguntó Hoseok, frunciendo el ceño—. Parece distraído.

El rey lo miró, intentando en vano disimular su inquietud. No quería que sus consejeros supieran lo que realmente lo preocupaba. La idea de que Jimin pudiera estar sintiéndose mal o, peor aún, que estuviera pensando en dejarlo, lo llenaba de ansiedad.

—Estoy bien —respondió, su voz más firme de lo que se sentía—. Solo un poco cansado.

—Si su majestad lo permite, quizás debería tomarse un descanso —sugirió Namjoon, su tono lleno de preocupación genuina.

Pero YoonGi sabía que no podía permitirse el lujo de descansar. Había demasiadas decisiones que tomar y el reino necesitaba su atención. Sin embargo, el peso de su propia mente lo estaba abrumando. La preocupación por Jimin eclipsaba sus responsabilidades, y no sabía cómo lidiar con eso.

—La defensa de las rutas comerciales es vital —repitió Hoseok, como si intentara anclar al rey en la realidad—. No podemos permitir que las tensiones con Eldoria interfieran con nuestras operaciones.

YoonGi asintió, pero su mente seguía volviendo a la imagen de Jimin. ¿Acaso había algo más que él no sabía?

El silencio volvió a caer sobre la sala, y el rey, incapaz de soportarlo más, se levantó de su asiento.

𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐈𝐌𝐏𝐄𝐑𝐈𝐎 | 𝐘𝐌 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora