❝𝟎𝟒❞

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CAPITULO LARGO

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El salón estaba lleno de vida. Los sirvientes iban y venían con bandejas repletas de comida: frutas exóticas, carnes asadas y postres. La música de fondo, suave pero animada, invitaba a algunos nobles a bailar, mientras otros, más relajados, conversaban y reían, disfrutando del vino y los manjares.

En una sala aparte, los más pequeños se entretenían con bufones y titiriteros, sus risas llenando ese pequeño espacio. La celebración avanzaba con elegancia, y la atmósfera era festiva.

Jimin, vestido con un atuendo más atrevido que el habitual, resaltaba entre la multitud. La fina seda que llevaba se ajustaba a su figura, con delicados detalles que dejaban entrever más de lo que usualmente se mostraba. A pesar de la elegancia de su apariencia, en su interior no podía evitar sentir un ligero nerviosismo.

Mientras caminaba entre la gente, buscando a alguien conocido, se encontró con Sunoo, quien también se veía relajado en su propio atuendo festivo. Jimin se acercó con una sonrisa leve y le susurró, casi como si no quisiera que nadie más lo escuchara.

—¿Cuándo empieza el entretenimiento para Su Majestad? —preguntó, mirando a su alrededor como si buscara señales de algún espectáculo.

Sunoo se inclinó ligeramente hacia él, hablando en voz baja.

—Pronto, no te preocupes. Pero tú deberías estar preparándote también. Estoy seguro que robarás miradas esta noche...—añadió con una sonrisa juguetona.

—Espero que sí. No quiero parecer un pez fuera del agua aquí —respondió Jimin, mirando de reojo hacia el trono del rey.

Las grandes puertas del salón principal se abrieron lentamente, revelando la imponente figura de YoonGi, seguido de algunos miembros de la corte y sus guardias personales.

YoonGi avanzó con calma, su mirada seria recorriendo el salón, pero su porte no dejaba lugar a dudas: era el soberano de Dravaria, y su presencia demandaba respeto. Vestía un atuendo regio, hecho de telas oscuras que contrastaban con los bordados dorados y detalles en piedras preciosas. Su capa ondeaba detrás de él, y los pasos firmes que daba sobre el suelo de mármol marcaban el ritmo de su entrada.

Todos en la sala bajaron la cabeza al unísono, una muestra de respeto que hablaba de la lealtad que sus súbditos sentían hacia él. Jimin, desde su lugar, lo observaba de reojo mientras hacía su propia reverencia.

—¡Qué imponente se ve! —comentó uno de los concubinos, tratando de romper la tensión del momento.

—Sí... —murmuró Jimin, con admiración y nerviosismo—. Espero no ponerme demasiado nervioso.

Una vez que YoonGi llegó al frente del salón, se detuvo frente a su trono. Los murmullos se apagaron por completo, y el rey alzó una mano para dar inicio a su discurso. Su voz, aunque no era particularmente fuerte, se escuchaba claramente en todo el salón, proyectando una autoridad natural.

—Queridos invitados, hoy nos reunimos no solo para celebrar el aniversario de mi reinado, sino para reconocer el trabajo, la lealtad y el esfuerzo de cada uno de ustedes por mantener nuestro reino próspero y unido —comenzó, su tono firme pero sin exageraciones—. Sin el apoyo de los nobles, los guerreros y cada habitante de Dravaria, no estaríamos donde estamos hoy. Y por eso, esta noche es para todos ustedes.

Hizo una pausa, su mirada recorriendo de nuevo la multitud, como si estuviera buscando a alguien en particular. Durante un breve instante, sus ojos se detuvieron en Jimin, aunque el rey no dio señal alguna de reconocimiento antes de continuar.

𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐈𝐌𝐏𝐄𝐑𝐈𝐎 | 𝐘𝐌 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora