❝𝟏𝟓❞

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Las manos de Jimin se movían con delicadeza, doblando las sábanas de lino junto a los demás concubinos y sirvientes. Su atención estaba en la tarea, pero su mente viajaba a otro lugar, dejando una leve sonrisa en sus labios que contrastaba con el silencio del harén. El ambiente era tranquilo, interrumpido solo por el susurro de las telas y el roce de las manos sobre ellas.

De repente, el sonido del heraldo rompió la calma.

— ¡Su majestad el rey YoonGi!

Un estremecimiento recorrió el harén, y todos los presentes se inclinaron profundamente. Jimin sintió el latido acelerado de su corazón mientras se agachaba junto al resto, su sonrisa aún presente. Podía sentir el peso de una mirada sobre él, una que le era conocida pero que, aun así, hacía que su piel se erizara.

YoonGi avanzó despacio, su presencia imponente llenando el espacio. Sus ojos recorrieron la sala, observando a cada uno de los que estaban presentes, pero finalmente se detuvieron en Jimin. Sin decir una palabra, el rey se acercó a él, haciendo que la tensión en el ambiente aumentara.

Jimin mantenía la cabeza gacha, pero YoonGi, con suavidad, colocó dos dedos bajo su barbilla y levantó su rostro. El contacto fue suficiente para que los ojos del omega se encontraran con los del alfa. Había algo diferente en esa mirada; no era la dureza habitual que había visto tantas veces, sino una calidez inusual. El pulgar de YoonGi trazó una caricia breve en la mejilla de Jimin, y el rubio sintió un calor extendiéndose desde ese toque.

Sin decir palabra, YoonGi sacó un pequeño cofre de su saco. El sonido suave del broche al abrirse fue lo único que se oyó en la sala mientras el rey colocaba el cofre en las manos de Jimin.

— Es para ti...— dijo en un tono tan bajo que solo Jimin pudo escuchar. Una pequeña sonrisa, apenas visible, se dibujó en los labios del alfa antes de que se diera la vuelta y se marchara.

En cuanto el rey se fue, los susurros comenzaron. Los concubinos se acercaron rápidamente a Jimin, la curiosidad brillando en sus ojos.

—¿Qué te ha dado el rey?— preguntó Yuqi, con una mezcla de asombro y envidia contenida.

Otro se acercó.

—Abre el cofre, queremos ver qué hay dentro.

Jimin, aún algo aturdido por lo que acababa de suceder, asintió lentamente. Con manos temblorosas, abrió el cofre delante de sus compañeros. Dentro, sobre una delicada tela de terciopelo, descansaba un brazalete de oro. Los murmullos aumentaron.

—¡Es hermoso!— comentó Momo, sus ojos brillando mientras admiraba la joya.

—Parece que el rey finalmente ha puesto sus ojos en ti— añadió Hoshi con una sonrisa traviesa.

Jimin solo pudo mirar el brazalete, sin saber qué decir.

🥀

Beomgyu estaba en el regazo de su padre, jugueteando con un pequeño barco de madera que sostenía entre sus manos. El niño, con una sonrisa traviesa, había logrado escabullirse de su cuidadora y llegar por sorpresa a la sala de reuniones del consejo. YoonGi, aunque inicialmente sorprendido, lo había dejado quedarse.

Mientras los miembros del consejo discutían asuntos del reino, el alfa mantenía una mano firme sobre la espalda de su hijo, quien, ajeno a la seriedad de la situación, empujaba su barco de un lado a otro sobre las piernas de su padre, como si estuviera navegando en aguas turbulentas.

Siwon, sentado al otro lado de la mesa, arqueó una ceja con un leve gesto de desaprobación, aunque no dijo nada. Chaerin, sin embargo, simplemente sonrió viendo a su hijo y a su nieto.

𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐈𝐌𝐏𝐄𝐑𝐈𝐎 | 𝐘𝐌 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora