La vida a veces puede ser muy injusta, pero todos sabemos que innegablemente es parte de su esencia. Si me preguntaran de que me arrepentiría antes de morir, muy posiblemente sea el hecho que nunca me esforcé en nada.
Y fue así como ese pensamiento...
Tan pronto como lo sometí al igual que dos de sus hombres, no dude en hacer que se arrepintiera de sus palabras.
Para mi fortuna, los dos tipos que tenía con mis brazos de sombra quedaron inconscientes. Así que tomando mi tiempo transforme los brazos en dagas que clave en sus piernas.
- ¡Mmmhg...! -
Era un comienzo, pero apenas empezaba.
- Oye, ¿Qué estabas pensando sobre esa mujer? -
Mi pregunta lo sorprendió, ahora debe pensar que escuche su conversación.
- Te hice una pregun... -
Pero antes de poder terminar salte esquivando un corte que iba directo por mi cabeza.
Tras recomponerme mire a mi atacante, viendo que era uno más del grupo. Pero este es diferente, portaba una espada corta y una daga como armas.
Pero lo que lo diferenciaba en realidad era esa aura que emanaba, no es igual al líder, pero es mayor al resto.
- Debe ser alguien casi al nivel del líder. -
Mire fijamente al encapuchado mientras quitaba las dagas de su líder. Luego hizo algo que me extraño, me apunto con su dedo y luego en la cintura.
De repente un agudo dolor me invadió en mi costado derecho, solo para encontrar una daga clavada.
- ¡Así que ir por mi cabeza fue una finta, su objetivo fue mi abdomen! -
Miré la daga, la sostuve con mi mano y tan solo dar un pequeño tirón me hizo caer de rodillas por el dolor.
- Innovador, ¿No? La hoja está dentada, así que cuando trates de tirar de ella, te desgarra la carne. Y, por cierto, tiene un potente somnífero. - Explico él.
- ¡Aaagh! - El simple hecho de tratar de moverme me causaba un gran dolor, y podía ver el claro sangrado interno salir por mi boca.
Ya eran suficientes los cortes que tenía por el cuerpo, el cansancio, el envenenamiento qué aún seguía haciendo de las suyas, y ahora esto.
Tengo que liberar a Vlad lo más pronto posible, ya no puedo alargar más el combate o terminaré inconsciente y quién sabe que me harán...
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Ante mi sorpresa, un cuervo de un plumaje negro de ojos carmín apareció en mi hombro volando. Desprendía un aura oscura.
Había olvidado esto por completo, la última vez que sucedió algo así fue en el Bosque Espejismo mientras hacia el pedido de Moreetha.
- Hizo algo más, hay que tener cuidado. - Dijo el a su líder.
El grandullón cuando logro recuperarse me miró fijamente, no me hacía falta ver su cara para saber que claramente estaba enfadado conmigo.