Hyunlix | One Shots (Lixjin)

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Autora: Sandra M.P.
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[SMUT] [+18]

—Hyunjin, por favor, lo único que quiero es una velada tranquila.

El pelinegro se cruzó de brazos, molesto. —No quiero ir, papá.

—Significa mucho para mí. ¿No puedes hacer esto por mí? —la mirada suplicante a la vez que enfadada de su padre se clavó en la suya.

—¿Por qué? —bajó los brazos. A pesar de querer gritar, no lo hizo. —No es mi familia.

—Quiero que lo sea. —insistió.

—Mamá es mi familia. —sentenció, a lo que los hombros de su padre se desplomaron en abatimiento. —Tú eres mi padre, pero yo no tengo nada que ver con esa familia.

—Conócelos, Hyunjin. —pidió de nuevo. —Te lo pido por favor. Vamos a casarnos, y me gustaría que vinieras a nuestra boda.

—¿Asistir a tu boda? —se rió sin gracia. —¿Con la mujer con la que engañaste a mamá? —casi escupió las palabras con rabia. No podía creer que su padre le estuviera pidiendo algo como aquello.

—Sé que lo que hice estuvo mal, y no te diré lo contrario, pero...

—Me estás pidiendo que vaya a tu boda con esa mujer. Es como si me estuvieras pidiendo que la aceptara, y no pienso hacerlo. —concluyó mientras se alejaba hacia la mesa del comedor para coger la mochila que había sobre la mesa. —Quiero irme a casa. —dijo cortante.

—Hyunjin. —su tono de voz fue suave. Sabía que empezaría otra vez.

—No. —lo cortó rápidamente, dándose la vuelta con la mochila a la espalda. —¿Vas a acompañarme o tengo que llamar a mamá para que venga a buscarme?

Su padre se quedó quieto, mirando la expresión enfadada de su hijo, que no iba a entrar en razón. —Te llevaré yo. —dijo, dándose por vencido al mismo tiempo que se dirigía hacia el recibidor para agarrar las llaves y la chaqueta.

Hacía un año desde su abrupto divorcio. Por supuesto, ninguno se tomó bien el hecho de que el señor Hwang hubiera estado engañando a su esposa desde hacía ya dos años.

A Hyunjin le costó meses volver a verlo, y cuando lo hizo... Pum, su padre se iba a casar con la mujer que arruinó el feliz matrimonio de sus padres.

O bueno, al menos parecía feliz. Se los veía bien, y todavía no entendía cómo pudo suceder. Dos años en los que el señor Hwang se despedía con un beso en los labios y una sonrisa. Flores espontáneas, citas... Y todo una farsa. ¿Cómo pudo?

El camino en coche fue silencioso a pesar de los varios intentos de su padre por empezar una conversación que era cortada rápidamente con preguntas escuetas y cortantes. Por supuesto, el señor Hwang no juzgaba a su hijo, sino que además entendía su comportamiento. No tenía derecho a que le perdonara después de herir a su madre de tal manera y abandonarlos de aquella forma para empezar una nueva con otra persona y otra familia.

Tampoco sabía que el único motivo por el cual Hyunjin había accedido a verlo una vez al mes, era que su madre se lo había pedido alegando que "era su padre", por mucho daño que hubiera hecho.

—Hijo, te veo... —la puerta del coche se cerró con fuerza antes de que terminara la oración. El señor Hwang soltó un suspiro de abatimiento antes de mirar a lo que había sido su hogar durante más de diez años, y la espalda de su hijo alejándose para ingresar en su casa. Sintió una culpa y una melancolía azotarlo con fuerza mientras lo veía abrir la puerta y cerrarla a sus espaldas sin dedicarle siquiera una sola mirada.