十二

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Capítulo 12: La batalla.






La brisa de la recién llegada mañana se removió en los oquedales, y los rayos fulgurantes del sol alcanzaron al adulto de tez lila, brindándole ánimo y calidez en su viaje.

El de mirada carmesí se dirigía al hogar de la curandera con seguridad, portando apenas refrigerios y una bolsa de monedas en un pequeño bolso que cargaba en su espalda. También llevaba consigo un gorro cónico que tomó prestado de la sala del mayor, asegurando que no le molestaría en lo absoluto.

Sentía una adrenalina reprimida remover su cuerpo con inquietud, totalmente ansioso por la batalla que procedería a enfrentar para obtener un estado salubre y así zafarse del maestro.

A la hora de prepararse para su viaje el mayor inusualmente no hizo acto de presencia, dejando en claro que ni siquiera se había despertado, lo cual aunque le resultó extraño, tampoco le dió vueltas al asunto, de seguro tendrían la oportunidad de hablar una vez regrese victorioso.

Su sonrisa se extendía de solo pensar en aquél libertinaje que tanto anheló, comenzando a creer que su sueño imposible se manifestaría cuanto antes. En medio de la brisa, la calidez del sol y yendo de la mano con toda su práctica y aprendizaje, se sentía bien, sensación que hizo que en cuestión de minutos, lo hizo trotar hacia su libertad, al menos, lo que abriría paso a ella si ganaba la batalla.

Mientras Manipulens se dirigía con decision hacia un destino incierto, el mayor yacía en la sala de su hogar, hundido silenciosamente en una pesadumbre que perturbaba su calma.

Con su torso inclinado tenía sus codos recostados en sus muslos y sus manos entrelazadas recargaban su mentón. Por mucho que deseó ignorar su anterior sueño y regresar a sus actividades diarias en lo que Manipulens permanecía ausente por su misión, inevitablemente lo recordaba, y era algo que aunque no quería, debía tomar en cuenta.

Su desconcierto no se debía precisamente a lo revelador que era de cierta forma el sueño, era común soñar cosas absurdas, quizá lo del beso fué una mala broma que pensó en el día y se manifestó en el sueño, pero pese a lo cierto de esa explicación no se sentía reconfortado, y si se lo tomó muy personal es porque había algo que le daba significado.

De alguna forma mientras más tiempo estaba cerca de Manipulens, más se acomodaba a su presencia, llegando a considerar que ésta vez podría finalmente haber evolucionado a una compañía fiel y duradera, cuando en realidad no era así, simplemente estaba idealizando a Manipulens como lo que realmente deseaba de él, una amistad sincera. Y cuando pensaba idioteces como esa se daba cuenta de lo incongruente que llegaba a ser cuando se trataba del de mirada rubí.

Antes de conocer a Manipulens era capaz de enfocarse en todas sus metas y deberes, teniendo una rutina acomodada a su persona con la que vivía tranquilamente. Vivía una vida llena de simplicidades y pequeños regocijos, sintiéndose completo de ésta forma. Cuando conoció al menor, aunque durante un tiempo su presencia era relativamente agradable, después descubrió poco a poco quién era realmente, sintiéndose perturbado de que sin darse cuenta, perdió el control de su vida por desear algo tan tonto como lo era imaginar a Manipulens a su lado.

Reconocía que pese a ser diferentes, naturalmente los dos se unían como piezas de rompecabezas al ser totalmente opuestos. Él era una persona responsable que mediante su experiencia corregía a quienes lo necesitaran, mientras que Manipulens no era nada de eso, era arrogante, impulsivo y de mente cerrada. Tarde o temprano, aunque no quisieran hablarse, terminaban dialogando o discutiendo hasta de los temas más  tontos, pues llegaban a adoptar una posición de maestro y alumno, o más bien, amigos disfuncionales.

Malditos Dones || Kicknipulens Donde viven las historias. Descúbrelo ahora