二十

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Capítulo 20: Frenesí.




Nunca se consideró precisamente un experto como amante, pero su pensamiento más fiel era que si algo se quería realizar correctamente todo saldría bien mientras se empleara la comunicacion, manteniendo indicaciones tanto claras como indirectas. Para conocerse íntimamente era necesario la calma y expresar las cosas con franqueza y amabilidad.

Pero estaba comenzando a creer que Manipulens no era el tipo de persona que tomara respiros para dialogar.

Lejos de ser dulce y besar como el roce del pétalo de una flor de loto su forma de besar tenía la energía de una fiera hambrienta, donde jamás pensó que el papel de presa se le otorgaría a él. 

No sabía exactamente en qué momento su espalda había ido a parar contra el respaldar del sofá, pero sus manos se sostenían de la orilla del asiento mientras el menor arrasaba contra sus labios en un apasionado beso que a duras penas le permitía respirar. Las manos ajenas yacían en sus hombros sosteniendose mientras sus labios levemente hinchados buscaban con ansias los suyos.

Él jamás había tenido que lidiar con una pasión tan frenética, de hecho era más de besar en diferentes partes del rostro para que los besos no resultaran tan largos. Pese a ello trataba de corresponder correctamente al beso, pero no con la misma energía.

Por mucho que debía pensar y analizar lo que estaba sucediendo no podía hacerlo con plenitud, pues aunque ésto que estaba aconteciendo no era absolutamente normal, no estaba disgustado ni tenía intenciones de alejarse ( aunque su acompañante tampoco pretendía permitir que eso pasara ), lejos de eso, quería comprender las razones y los motivos de Manipulens para tenerlo de ésta forma, pero temía que eso tendría que suceder después.

Manipulens no estaba muy enfocado en el bienestar del otro. No pensaba en sus acciones ni en quién es exactamente Patada para él, estaba demasiado perdido en las sensaciones que lo invadían por tan sólo besar al hombre que estuvo evitando durante días; tenía la cabeza en el paraíso como para buscar la forma de detenerse, como si aquél sueño que tan ansioso lo ponía se llegase a desvanecer por tan sólo centímetros de distancia.

Sin embargo sus labios se separaron cuando una mano se posó en su hombro alejándolo brevemente de su presa. Estaba por preguntar respecto al porqué de la distancia, pero al abrir los ojos miró con suma y detenida atención la imagen ante sus ojos.

El maestro tapaba su boca con su otra mano mientras su rostro yacía cabizbajo, inhalando pausadamente en busca de regular su respiración. Por mucho que quisiera esconderlo sus mejillas yacían coloradas y sus párpados cerrados le daban la vista más placentera e impactante que ha tenido en su vida. Fué una imagen que lo hizo extender la comisura de sus labios en una risueña sonrisa.

— Eres un experto en artes marciales capaz de derrotar a quien te lo propongas, ¿Y estás exaltado por unos cuantos besos? – Expresó melódico mientras soltaba una breve risa, aunque por mucho que quiera disimular él también estaba tratando de regular su respiración.

El maestro frunció el seño para mirarlo con molestia ante el comentario.

— Jamás había tenido que lidiar con semejante frenesí, tú eres un caso nuevo. – Replicó una vez se encontró más calmado. – Besas con demasiada intensidad. – Apenas logró decir, pues ese fué el pensamiento que más vago por su mente mientras estaba sometido por los labios del otro.

Manipulens alzó una ceja. No, él en realidad no ameritaba éste comportamiento tan persistente y ansioso; nunca sintió tanto frenesí por una persona anteriormente, solo se estaba dejando llevar por el deseo que reprimió hacia el otro durante todo este tiempo, pero él jamás había sido así con otras personas, con ninguna en realidad, pues besar era de lo que menos hacía con cualquier pretendiente.

Malditos Dones || Kicknipulens Donde viven las historias. Descúbrelo ahora