二十五

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Capítulo 25: Pasión desenfrenada.


Las estrellas salpicaban el cielo en luminiscentes y blanquecinas luces en medio de la noche. El frío se colaba por entre los valles con ímpetu y gelidez, sin embargo pese a la fuerza que el elemento imponía contra lo que se interpusiera en su camino, ambos habitantes del gran hogar casi ni parecían inmutarse de su imponente presencia.

Ambos sujetos se veían ajenos a todo su alrededor, casi ni parecían recordar la hora, la fecha ni el lugar en el que estaban, mucho menos todos los desastres y las victorias sucedidas esa noche, pues los dos después de una larga cantidad de años, se hallaban deleitando en su mayor punto aquello que se les tenía prohibido experimentar.

El adulto de mirada escarlata en un acto casi involuntario provocado por la pasión que danzaban en sus labios enrolló sus brazos alrededor del cuello ajeno, sumido en el cariño y el deseo con el que el maestro lo envolvía.

La noche permanecía silenciosa, la luna, quien se encargaba de iluminar el valle y fué espectadora de muchos eventos en su horario laboral, se encargó de aportar el ambiente primoroso para la ocasión.

El maestro rozó con la yema de su dedo índice la espalda ajena, palpando la desembocadura de la zona cervical hasta la lumbar, acto que sensibilizó el cuerpo del otro hasta erizar la piel y alterar sus nervios. El de orbes dorados continuó trazando con sus manos caminos imaginarios por la espalda del otro, pero a la vez asegurándose de evitar los esparadrapos de tela que cubrían las heridas de su acompañante.

Cada una de esas heridas fueron provocadas por una batalla hecha en protección suya y del pergamino, un combate que se le debió otorgar a él, y que sin embargo Manipulens no dudó en sustituir su lugar. Aunque solo se haya ausentado a una de tantas batallas, el hecho de que fuera el menor quien hiciera su labor diaria le producía una sensación de bienestar que se aseguraba de transmitir por medio de caricias y besos desenfrenados.

Manipulens por su parte apenas lograba corresponder a la serie de besos que el otro le propinaba, pues pese a que no comprendía las verdaderas razones del comportamiento del maestro, tampoco objetaría ni buscaría interrumpir aquél momento tan candente y ansioso en el que ambos estaban involucrados.

El maestro sin detenerse sostuvo el cuello del otro y profundizó el beso tras dar una leve lamida al labio inferior del de mirada rubí y posteriormente introducir su lengua en un acto de atrevimiento y pasión. El adulto de mirada rubí aunque se mantuvo sorprendido los primeros segundos le siguió el juego al otro hundiendo sus manos y enredando sus dedos en la melena flotante del otro, casi perdido ante lo tibios que se habían vuelto los besos.

Aún cuando la zona superior de su cuerpo yacía descubierta el frío no fué motivo para detenerse, su temperatura había subido gradualmente y la calidez del cuerpo ajeno le proporcionaba la seguridad necesaria para no separarse y terminar de vestirse.

En su vida jamás habían tenido semejante contacto con alguien, pero creían que se basaba más en que no habían permitido tener tanta confianza con quienes escogían como amantes, y había un detalle que aumentaba el deseo en sus cuerpos: El conocimiento que tenían del otro.

Ambos se conocían de tantos años que casi parecían trazar la historia de ambos en cada toque, rememorando emociones que expresaron y reprimieron, avivando pensamientos que jamás confesaron, y el mismo viento que se las llevo las trajo de vuelta en un humo indivisible, recordando que aquél sentimiento no fué magia ni mucho menos destino, solo algo a lo que no se le dió tiempo ni comprensión, mucho menos la dicha de darse a conocer.

Malditos Dones || Kicknipulens Donde viven las historias. Descúbrelo ahora