La Sultana Madre había encontrado a la candidata perfecta para derrotar a Hürrem, y no era nada más y nada menos que su hermana, la cual Hürrem creía muerta.
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Los días pasaron convirtiéndose en semanas, el sultán no había visitado a Hürrem y eso la tenía desesperada, me enviaba miradas de odio cuando nos encontrábamos en el harém con las demás chicas, estas semanas me había unido bastante a Dilay Kadin, la antigua princesa Isabella, ella era una verdadera amiga, el amor que sentía por el sultán era tan fuerte como el mío, sin embargo ella solo deseaba cuidar de su hija, me había comentado un secreto, uno que yo considere fuerte, ella era una mujer fuerte y valiente.
Dilay Kadin tomaba hierbas abortivas y de infertilidad, no deseaba otro hijo, ella era feliz con su pequeña Raziye, una bebé tan hermosa, sabía que como antigua princesa su hija al cumplir la mayoría de edad podría irse a España a reinar, el sultán estaba de acuerdo, ya que también aquello beneficiaba al imperio otomano.
Dilay era calmada y sumisa, no buscaba peleas y solo sonreía, en pocos días ella se convirtió en mi mejor amiga.
También conocí a Mükerrem, sin embargo no hubo mucha interacción, ella solía aislarse de los demás y solo estar en su cuarto, tenía entendido gracias a Dilay que aún seguía en una depresión por la muerte de los primeros gemelos de la dinastía. Esa mujer me daba lástima, pero la admiraba, seguir viva después de perder el amor del sultán junto a tus hijos era digno de admirar, yo estaba segura que si llegaba a perder a mi bebé en este embarazo no viviría más.
El día de hoy el Sultán había ordenado una celebración por el cumpleaños de Mahidevran, cumplía 21 años y el clima acompañaba con un fuerte sol, con Diay caminábamos al jardín para acompañar a la madre Sultana y Hatice.
- Espero que Hürrem no esté el día de hoy.-
- Espero lo mismo, no estoy de humor como para aguantar sus malas miradas.-
- Es increíble que sean hermanas, no se parecen en nada.-
- Por supuesto, yo soy más hermosa.-
- Eso no lo niego, tu rostro en verdad es irreal, tus cabellos casi blancos, y tú piel tan clara junto a labios rojos naturales y mejillas rosadas, en verdad eres muy hermosa, ya se porqué nuestro sultán está enamorado de ti.-
- Debes disimular un poco que te atraigo Dilay, si tan solo te escucharán.-
Ella me miró indignada y se sonrojo por completo, yo me reí y me colgué de su brazo, sin dudas me encantaba molestar y avergonzar a la antigua princesa, me sentía cómoda con ella.
Llegamos al jardín y bajo un toldo estaba la madre Sultana y mi amiga Hatice, pero también nos acompañaría Mahidevran, caminamos más rápido y ambas hicimos una reverencia, captando la atención de la madre Sultana y ella nos sonrió d manera cálida.
- Es un agrado verla el día de hoy madre, nos bendice con su rostro cada día.-
- Veo que andan juntas de nuevo, es bueno que se rodeen de gente educada.-
