13.

1.1K 171 10
                                    

Los días habían pasado y junto a ellos también los meses, Süleyman había partido a campaña para una nueva conquista, las cosas en el harém estaban tensas, Hürrem no dejaba de alegar que Süleyman le escribía diciendo cuanto la extrañaba, sabía que ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días habían pasado y junto a ellos también los meses, Süleyman había partido a campaña para una nueva conquista, las cosas en el harém estaban tensas, Hürrem no dejaba de alegar que Süleyman le escribía diciendo cuanto la extrañaba, sabía que mentía, el me escribía a mi y a su concubina que había escogido, una chica de 16 años, de cabellos castaños y ojos chocolate, era linda, pero no podía agradarme, había insultado a Mükerrem diciendo que ya estaba vieja, que no le daría jamás hijos al Sultán nuevamente, a mi amiga Dilay junto a Mahidevran también les decía cosas horrendas, que el sultán se había aburrido de ellas, alardeaba que era una Sultana a pesar de que la misma Valide le había llamado a atención, a mi me observaba siempre, con una sonrisa socorrona y yo solo la ignoraba, yo estaba embarazada ella no y me estaba encargando cada noche y mañana de que ella bebiera hierbas de infertilidad, aquello ayudaría que su útero se rompiera y jamás podría quedar en cinta, era su karma, yo en persona era el karma de ella.

Naz era su nombre, así la había nombrado el sultán, significaba tímida, y de tímida no tenía absolutamente nada.

Esta chica llegó al harém como regalo de una familia adinerada hacia el sultán, traída directamente de Grecia, hablaba varios idiomas, y una belleza inocente que llamaba la atención, algunas concubinas la comparaban conmigo, decían que era la nueva Gözde, solo me reía, aquella exclava no me llegaba a los talones, yo tenía el favor de casi toda la dinastía de Alí Osmán, ella solo la del sultán.

Mi vientre estaba grande, 8 meses cargaba , incluso la madre Sultana decía que este era muy grande para ser un embarazo primerizo, me cansaba más de lo normal y tenía mucha hambre, no quería engordar, por lo que comía saludable, muchas frutas o verduras, de vez en cuando una delicia turca, inscluso Dilay me ayudó con eso, ella me dijo que en España las embarazadas hacían una especie de deporte con sus cuerpos, ella me lo enseñó y ahora hacía esto cada vez para que después de tener a mi bebé no perdiera la atención de Süleyman, las reglas en este palacio eran claras, si querías ser parte del harém del Sultán o algún príncipe, debías tener belleza, una belleza inocente y atractiva, piel blanca, mejillas rosadas, labios rojos naturales, no debías roncar, o siquiera oler mal, debías oler siempre bien, por eso cuando a as mujeres nos bajaba sangre 5 días por mes no visitábamos al Sultán o un príncipe, nos encerrabamos en nuestros aposentos, nuestros dientes debían estar en perfecto estado y no debamos tener vello corporal, el que nos salía debíamos quitarlo con algo que los cocineros hacían, era café y elástico, dolía cuando sacaban nuestros vellos de las axilas, piernas o zona íntima, yo corría con la suerte de ser lampiña, no me salía mucho vello, solo en mis axilas y zona íntima, el cual era muy poco y por ende fácil de sacar, pero cuando me bajaba sangre si me encerraba y esos días eran los que otras mujeres visitaban al Sultán, lo odiaba, odiaba aquellos dolores y olores, por eso era feliz en este embarazo, no me bajaba nada de sangre y me había puesto más hermosa, sin contar el enorme vientre que cargaba.

Gözde Sultan -Sultán SuleymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora