Desde que Satoru había ingresado a la Escuela de Hechicería de Tokio, su vida había tomado un ritmo aún más vertiginoso. Entre las misiones que debía cumplir, las clases, y el constante entrenamiento, no tenía demasiado tiempo para detenerse a pensar. Sin embargo, en cada ocasión que el caos parecía calmarse por un momento, su mente de forma inevitable vagaba hacía un solo pensamiento: Kiyomi. No importaba cuántas personas conociera, cuantos hechiceros, cuántas batallas librará, cuántas maldiciones exorcisara, o cuántas veces demostrara que realmente era el más fuerte; el recuerdo de ella seguía anclado en su corazón. Desde que había encontrado señales de su existencia nuevamente, en las polaroids y la carta, no había logrado obtener más pistas sobre su paradero. Era como si realmente se hubiera desvanecido del mundo.
La dinámica en la escuela era exactamente lo que esperaba. Había logrado cierta afinidad con dos de sus compañeros de clase, que aunque no era lo mismo que con ella, no podía realmente quejarse. La relación entre Satoru con sus compañeros, Shoko Ieiri y Suguru Geto, se había forjado durante las misiones que había tenido y los momentos de calma en la escuela. Aunque eran un trío disparejo en cuanto a personalidad, de cierta forma, la camaradería o compañerismo entre ellos era notoria. Cada uno de ellos aportaba algo esencial al grupo.
Gojo, por supuesto, era el más ruidoso y arrogante. Sabía que era el más fuerte entre todos, y esto era algo de lo cual nunca perdía la oportunidad de recordarles, aunque detrás de esa fachada, sus amigos sabían que había más en lo que él mostraba. Suguru Geto, tenía una naturaleza ligeramente más calmada, y a su vez, calculadora, siendo un balance perfecto. Era el que mantenía los pies en la tierra y, a menudo, quien lograba hacer que el heredero de los Seis Ojos reconsiderara algunas de sus decisiones impulsivas, aunque rara vez lo lograba sin una buena dosis de sarcasmo. Shoko Ieiri, por otro lado, quizás, era la más relajada del grupo, casi siempre se le podía ver con un cigarrillo en la mano, como si las preocupaciones del mundo pudieran pasar de largo sin tocarla.
Esa tarde, en la azotea de la escuela, los tres se encontraban en uno de sus momentos de descanso, discutiendo sinsentidos después de una breve misión que habían compartido.
— Deberías tomarte las cosas más en serio. — Geto sonrió suavemente, con esa característica sonrisa que venía antes de alguna pequeña crítica, esta vez, dirigida a Satoru. — Que seas fuerte no quiere decir que debas ser el más engreído.
— ¿Ah, sí? — el objetivo de la crítica respondió, estirandose de forma perezosa en el suelo, con una expresión falsa de preocupación. — No sabía que esto venía con un manual de etiqueta, tal vez debería leerlo algún día.
— Eso si puedes leer algo que no sea tu propio reflejo en el espejo. — Shoko, sentada a un lado, exhaló una nube de humo de cigarrillo.
— Muy graciosa. Tú deberías aprender a disfrutar de la vida un poco más. Ese cigarrillo no es lo único que te puede relajar, ¿Sabes?— Gojo le lanzó una mirada divertida, claramente, buscando molestarle.
— Si sigo escuchándote hablar de lo increíble que eres, necesitaré algo más fuerte que un cigarrillo.— puso los ojos en blanco. — Pero lo que Geto dice tiene un punto. Has estado... raro últimamente.
— ¿Raro...? — arqueó una ceja, fingiendo sorpresa. — Por favor, defínelo. ¿Más increíble de lo normal? ¿O más impresionante?
— Distraído. — Geto interrumpió, con un tono neutral. — Como si tu mente estuviera en otro lugar. Y no es como si te importara mucho lo que pasa en clase, pero últimamente es más obvio.
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𝑹𝒆𝒔𝒐𝒏𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂 𝑰𝒏𝒇𝒊𝒏𝒊𝒕𝒂
Fanfic𝐾𝑖𝑦𝑜𝑚𝑖 𝑇𝑒𝑛𝑠𝘩𝑖 𝑒𝑚𝑒𝑟𝑔𝑖𝑜́ 𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑛𝑜𝑐𝘩𝑒 𝑑𝑒 𝑡𝑜𝑟𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑗𝑒𝑠𝑡𝑢𝑜𝑠𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒𝑙 𝐶𝑙𝑎𝑛 𝑇𝑒𝑛𝑠𝘩𝑖, 𝘩𝑒𝑟𝑒𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛 𝑙𝑖𝑛𝑎𝑗𝑒 𝑎𝑛𝑐𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑙 𝑖𝑚𝑏𝑢𝑖𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒�...