𝑹𝒆𝒔𝒐𝒏𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂 𝑰𝒏𝒇𝒊𝒏𝒊𝒕𝒂

𝟎𝟑𝟑

La noche era tranquila en la academia, pero para Kiyomi, la paz era solo algo superficial. Estaba sentada frente a su escritorio, rodeada de papeles, libros y un tedioso trabajo que Yaga les había impuesto tras las prácticas del día anterior. El ensayo era sobre barreras de energía maldita se había convertido en una pesadilla interminable, gracias a Satoru y su habilidad de distraer a todos durante la clase práctica, lo que había enfurecido nuevamente a Yaga y había hecho que este extendiera el trabajo de una forma cruel.

Dejó caer la cabeza sobre sus brazos con un suspiro de frustración, mirando el reloj. Aún tenía tiempo, pero la pereza la estaba consumiendo lentamente. Justo cuando intentaba concentrarse, el teléfono vibró sobre la mesa. Lo miró de reojo y, como esperaba, era Satoru. Con una mezcla de resignación y curiosidad, abrió el teléfono.

<S: ¿Qué haces, Omi?>

Ella no pudo evitar sonreír. Sabía que cuando él le escribía, la posibilidad de concentrarse en algo más desaparecía por completo. Resopló y le respondió, ya anticipando lo que venía.

<K: Intentando terminar el trabajo que TÚ hiciste que fuera más largo. Gracias por eso, por cierto. >

La respuesta llegó rápidamente, como si él hubiera estado esperando con una sonrisa en el rostro.

<S: No me culpes a mí por hacerlo más interesante. Yaga nos adora. Solo nos está retando a ser mejores. >

Ella rodó los ojos, riéndose para sí misma. Hacerlo más interesante era la forma de Satoru de decir que había estado provocando a Yaga todo el día. Sabía que él no tomaría nada en serio, pero le divertía seguirle el juego.

<K: Sí, claro. Lo más interesante fue ver cómo Yaga casi te arranca la cabeza. Eso sí fue entretenido. >

<S: Nah, Yaga no haría eso. Le caigo demasiado bien. >

Kiyomi sacudió la cabeza, imaginando la sonrisa despreocupada de Satoru mientras le escribía. La misma que siempre lo salvaba de las peores situaciones.

<K: Bueno, mientras sigues siendo el favorito del profesor, algunos de nosotros tenemos que terminar este maldito ensayo. >

<S: ¿Terminar? Vamos, Omi, no lo hagas tan complicado. Es solo un ensayo. ¿Por qué no lo haces por los dos?>

<K: Ni lo sueñes. No te voy a salvar esta vez. >

La respuesta fue casi instantánea, y Kiyomi ya sabía que estaba metida en un juego que él no dejaría tan fácilmente.

<S: Vamos, Omi. Sabes que si lo haces por mí, te lo compenso. Lo que quieras. Prometo portarme bien...al menos por un rato. >

<K: Oh, ¿lo que quiera? Tentador...pero no, no te haré el trabajo. >