— Bien, chicos. Ahora que ya establecieron sus territorios como si fueran dos felinos callejeros, ¿podemos concentrarnos en la cena?
Satoru soltó una risa suave, como si la tensión no hubiera sido nada más que un juego, y Teo sacudió la cabeza, internado disimular una sonrisa, aunque claramente tampoco estaba del todo convertido.
— De acuerdo. — continuó ella, tomando el control de la situación como si fuera lo esperado. — Teo, ¿por qué no terminas la carne y el puré? A ti se te da bien eso. Y Toru...— hizo una pausa, mirando al hechicero a sus ojos azules con una expresión algo pensativa. — ...¿podrías terminar de poner la mesa?
— ¿Qué pasa, Omi? — él arqueó una ceja, dejando escapar una sonrisa irónica. — ¿No confías en mí para algo más...elaborado?
— Confío en ti para cosas grandiosas, Toru. — ella le lanzó una mirada divertida, mientras retomaba su posición junto a la tabla de cortar. — Pero, por ahora, quiero que uses tu genio para contar platos y cubiertos. ¿Eso te parece bien?
— Uhm...— Teo, que había vuelto a la estufa para atender la carne, soltó una risita algo sarcástica. — Parece que hasta los prodigios necesitan instrucciones básicas.
— No te preocupes...Teo. — El peliblanco entrecerró los ojos y miró al rubio desde el otro lado de la cocina, aunque la sonrisa en su rostro no desapareció. — A diferencia de algunos, yo sí sé cómo seguir instrucciones cuando es necesario.
— ¡Perfecto, entonces! — dijo ella, con una sonrisa radiante mientras terminaba de aderezar la ensalada. — Los dos tienen tareas importantes. Al final, veremos quién hizo el mejor trabajo.
Satoru rodó los ojos, divertido, y se dirigió al gabinete donde ella guardaba los platos, sacando tres con la misma calma despreocupada que solía mostrar en cualquier situación.
— Qué presión.— murmuró él en un tono de broma, mientras colocaba los platos en la mesa con una innecesaria precisión, asegurándose de que cada uno estuviera perfectamente alineado. — No querría decepcionar a la anfitriona.
— Pues, espero que con tanto talento no te equivoques en los cubiertos. — el rubio, que estaba en la estufa revolviendo el puré, le lanzó una mirada rápida al peliblanco.— No todos los días tienes al gran Satoru Gojo sirviendo la mesa.
— No te preocupes. — le sonrió con cierta arrogancia desde la mesa. — A diferencia de los tomates de alguien, mis platos no necesitan arreglo después.
— Bueno. — comentó ella, terminando de mezclar la ensalada. — No quiero tener quejas luego. Este equipo de cocina improvisado podría ser el mejor de todo Japón, ¿no crees?
Teo se limitó a resoplar, aunque Satoru se rió.
— Claro, con un capitán como yo, cualquier equipo es excelente. — respondió Gojo, acomodando los cubiertos con un tono burló que no pasaba desapercibido.
Ella negó con la cabeza, divertida mientras tomaba asiento, llevando consigo la ensalada y la carne que Teo había preparado. El rubió se sentó rápidamente a su lado, con una seguridad que no daba espacio a ninguna discusión, lo cual dejó a Satoru con el único lugar disponible, justo frente a ella. No era una elección que realmente le encantará, pero fiel a su estilo, se acomodó sin decir nada, manteniendo una expresión relajada.
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𝑹𝒆𝒔𝒐𝒏𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂 𝑰𝒏𝒇𝒊𝒏𝒊𝒕𝒂
Hayran Kurgu𝐾𝑖𝑦𝑜𝑚𝑖 𝑇𝑒𝑛𝑠𝘩𝑖 𝑒𝑚𝑒𝑟𝑔𝑖𝑜́ 𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑛𝑜𝑐𝘩𝑒 𝑑𝑒 𝑡𝑜𝑟𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑗𝑒𝑠𝑡𝑢𝑜𝑠𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒𝑙 𝐶𝑙𝑎𝑛 𝑇𝑒𝑛𝑠𝘩𝑖, 𝘩𝑒𝑟𝑒𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛 𝑙𝑖𝑛𝑎𝑗𝑒 𝑎𝑛𝑐𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑙 𝑖𝑚𝑏𝑢𝑖𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒�...