A QUE NO ME DEJAS

EPÍLOGO. Yo Tampoco

Si tan solo ese trueno no le hubiera hecho dar un salto, no hubiera hecho berrinche. ¿Donde estaba Tin?, mira de un lado a otro, el agua empieza a empaparle y quita el agua de su frente, le iba a matar, bien le pudo haber dicho que no podía, le hubieran llevado a casa o al menos dejar cerca.

Baja la vista, quisiera sacar su teléfono de la mochila pero iba a mojarse, levanta la vista al sentir unas luces en su cara y puede ver a alguien que baja el cristal del auto.

Entrecerró los ojos pero suspiró un poco, al menos no le había pasado nada.

-- ¡Can! -- le grita desde la ventana -- ¡Entra!

-- ¡¿En donde estabas? !

Le dice desde afuera y Tin le mira, junta un poco sus cejas pero abre la puerta y sale de ahí, mojándose en segundos, tomó la mano de Can y le hizo caminar hasta la puerta, le ayudó a subir, luego él subió y quitó el agua que bajaba por su frente, Can miraba su ropa empapada y Tin subió más la calefacción.

-- Papá me tenía detenido con unos papeles. -- le ve -- lo siento, de saber te lo digo

-- Pudieron llevarme. -- le ve -- ni siquiera pude devolverme al restaurante, llovió muy fuerte derepente.

-- Lo siento, amor...

-- Espera un poco a que se calme -- niega -- no se mira nada. Ya estaba pensando que te pasó algo...

-- Lo siento... -- niega -- Mejor dime, ¿Todo bien ahí? -- le mira -- ¿Te gustó?

-- Me gusta... -- asiente -- Aún me parece raro pero... bueno, es una muy buena oportunidad.

-- La es. -- sonríe -- creas o no, a papá le caes bien, por eso me dijo que había un cupo ahí en cuanto lo supo.

-- A tu madre es a quien no le caigo bien... -- niega

-- A mamá no le cae bien nadie. -- ríe -- no te preocupes

Can sonríe, quitándose las gotas que caen de su cabello a su cara y ríe cuando Tin pasa sus manos por su frente. Si le dijeran que han pasado siete meses desde que han empezado su relación, no lo creerían. Había pasado volando el tiempo, pero este se les había ido en salidas, besos, bebidas, cenas, más besos y una que otra pelea absurda.

Graduarse había sido uno de sus triunfos y hoy a casi un mes de salir de ahí, Tin hacía su servicio mientras que Can, tenía su segundo empleo formal. Un lugar bastante lujoso, tanto, que ha considerado hacer al mismo tiempo algún curso sobre ese tipo de comida.

El cielo se quejaba, se veían por las ventanas la poca luz que entraba de las luces de alrededor y Can buscaba en la parte de atrás algo con que se pudieran secar. No había nada, volteó con Tin, el cual le miraba y suspiró cuando le dijo que iban a quedarse mojados ahí.

-- Ya que nos cambiemos ¿A donde vamos? -- Tin le ve

-- Yo creo que a casa -- niega -- lo siento, mañana entro temprano...

-- Es cierto... -- le ve -- Yo también, papá me dejó irme pero dijo qué teníamos más cosas que hacer.

-- ¿Te enseña ya? -- sonríe

-- Parece... -- suspira -- me pone nervioso

-- Bueno, algún día iba a pasar.

-- Pero también te echo de menos... -- le mira el castaño -- ¿Tu a mi no?

-- Como eres de dramático.

Se ríe Can, haciendo que Tin haga lo mismo y le bese como premio, sintiendo lo humedo de sus rostros, el agua allá afuera seguía cayendo con fuerza y el pelinegro le miro, quitando las gotas que pasaban por su carita, Tin sonrió.