Capítulo 24: Volver a conocerse

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Durante esos días, la atmósfera entre Freen y Becky era más ligera, como si hubieran dejado atrás una pesada carga que ambas habían estado cargando por años. Las confesiones sobre el pasado y sus emociones actuales habían abierto la puerta para que ambas comenzaran a sanar y redescubrirse, a pesar de todo lo sucedido.

Cada mañana, Becky se despertaba en el departamento de Freen, sintiendo una mezcla de paz y confusión. No estaba lista para regresar a su propio hogar, donde los recuerdos de su vida con Torfan seguían latentes. Por eso, pasaba la mayoría del tiempo en casa de Freen, refugiándose en el espacio que, de algún modo, se había vuelto su nuevo lugar seguro.

Una mañana, mientras desayunaban juntas, Sarocha rompió el silencio:

- ¿Has pensado en hablar con Friend? - preguntó con cautela, aunque le doliera mencionarla.

Becky negó con la cabeza, bajando la mirada hacia su taza de café.

- No... no estoy lista para eso. Ni siquiera he podido estar en mi departamento por mucho tiempo. Aún sigue teniendo sus cosas allí, y cada vez que las veo, me duele un poco. Además le dije que le iba a dar todo el tiempo que necesitara

Freen suspiró, comprendiendo el conflicto interno de Becky.

- Debe ser difícil. Pero... tarde o temprano tendrás que enfrentarlo, ¿no?

Becky soltó una risa amarga.

- Lo sé. Pero no sé cómo ni cuándo. No puedo pretender que todo está bien cuando ni siquiera sé si Friend quiere hablar conmigo. No hemos tenido ningún contacto desde que me quedé aquí.

Freen asintió, con una mezcla de empatía y alivio. Sabía que Torfan aún ocupaba un lugar en el corazón de Becky, pero también sentía un pequeño respiro al ver que Becky no tenía prisa por reconectar con ella.

Los días pasaban, y mientras Becky seguía evitando su propio hogar, Freen y ella comenzaron a compartir momentos que antes parecían imposibles. Charlaban sobre el trabajo, sobre sus vidas, e incluso sobre cosas triviales, cosas que nunca parecían tener tiempo de discutir anteriormente.

Una tarde, mientras ambas estaban sentadas en el sofá, Becky, aún con una sonrisa en los labios tras reírse de un comentario sarcástico de Freen, dejó escapar un suspiro largo, como si estuviera soltando un peso invisible. Le resultaba extraño cómo, después de todo lo vivido, podían compartir un espacio tan natural, tan lleno de tranquilidad, como si fueran dos amigas de toda la vida.

- Todavía me cuesta creer que, después de todo lo que pasó, podamos sentarnos aquí y hablar de... de cosas como estas - dijo Becky, su voz llena de nostalgia, pero también de cierta paz que la hacía sentir ligera.

Freen sonrió de vuelta.

-Es extraño, ¿verdad? Pero en el fondo... creo que siempre hemos tenido esto. Solo que en el pasado, no supimos cómo manejarlo.

El comentario hizo que Becky se quedara en silencio por un momento, sus pensamientos volviendo al pasado, recordando los días caóticos que compartieron, las discusiones intensas, las peleas que parecían insuperables.

El tono se volvió un poco más serio cuando Becky continuó:

- Supongo que nunca sanamos del todo. Lo nuestro... siempre fue intenso. Pasábamos de estar bien a pelear por cosas insignificantes.

Freen asintió lentamente.

- Sí, es cierto. Pero creo que ahora, con el tiempo y todo lo que hemos pasado... hemos aprendido a ser más honestas, no solo entre nosotras, sino con nosotras mismas - respondió Freen con suavidad, su mirada fija en Becky, pero sin presionar. Era una reflexión compartida, una aceptación de sus errores y de lo mucho que ambas habían crecido.

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