Moda y Rivalidad

Capítulo 23: Conversaciones profundas

Freen se quedó en silencio, sus ojos se abrieron más de lo habitual, reflejando la sorpresa ante la confesión de Rebecca. El aire entre ambas se sintió más pesado de repente. Freen intentó procesar lo que acababa de escuchar, pero las palabras se le atoraban en la garganta, mientras el latido de su corazón se aceleraba.

Rebecca, sin esperar una reacción inmediata, continuó hablando, como si las palabras que llevaba tiempo guardando ya no pudieran detenerse. 

— No es que no sienta remordimientos por lo que pasó con Friend. Claro que lo siento, y me duele haberla lastimado. Pero lo que me asusta es que, cuando te besé... sentí algo más, algo que creía haber enterrado hace mucho tiempo.

Freen tragó saliva, intentando mantener la calma mientras su mente era un torbellino de emociones. 

— Rebecca... — empezó, su voz suave pero tensa —. No sé qué decir.

— No tienes que decir nada — interrumpió Rebecca rápidamente, sin mirarla directamente —. Lo sé, Freen. Sé que esto no cambia nada entre nosotras. Pero necesito ser honesta contigo... y conmigo misma. No puedo seguir pretendiendo que no pasó, o que no significó nada para mí. Porque significó mucho.

Freen miró a Rebecca, su pecho apretándose con una mezcla de confusión y sentimientos que había intentado controlar por tanto tiempo. 

— Becky, yo... — Su voz se apagó un momento, buscando las palabras correctas, las que pudieran aliviar o, al menos, clarificar lo que ambas estaban sintiendo —. Cuando te besé, no fue solo una reacción. Sentí lo mismo que tú. Pero no quiero que confundas el dolor de la ruptura con lo que sientes por mí.

Freen miró a Rebecca con una mezcla de miedo y duda. No hacía tanto tiempo que ellas no podían pasar ni un momento juntas sin discutir como si fueran dos fuerzas opuestas, atrapadas en un ciclo de peleas y malentendidos. Cada palabra, cada mirada se había convertido en una batalla constante. Ahora, sentada frente a Rebecca, confesando lo que realmente sentía, ese miedo volvió a ella, porque no quería regresar a esa época de discusiones y heridas abiertas.

— Becky, yo... — Freen se mordió el labio, las palabras se escapaban antes de que pudiera ordenarlas en su mente —. No quiero que esto sea otro ciclo. No quiero que volvamos a lo que éramos... cuando peleábamos por cualquier cosa.

Rebecca bajó la mirada, jugando nerviosamente con sus manos, sus emociones a flor de piel. 

— Lo sé — susurró —. Y tampoco quiero eso, Freen. Pero ahora, todo se siente diferente. No es lo mismo que antes.

Freen suspiró profundamente, intentando calmar los latidos acelerados de su corazón. 

— Tengo miedo de que nos volvamos a lastimar — admitió, su voz apenas un susurro —. Hemos pasado por tanto, Becky. Las peleas, las heridas... no quiero que eso se repita.

Rebecca la miró, sus ojos llenos de dolor, pero también de una determinación que Freen no había visto en mucho tiempo. 

— Yo tampoco quiero volver a ese punto.

Freen siempre había sido un refugio para Rebecca, algo que ni el tiempo ni las discusiones podían borrar. Incluso en los momentos más oscuros, cuando parecían estar en guerra constante, había algo en la presencia de Freen que le daba a Rebecca una paz difícil de encontrar en otros lugares. Ahora, en medio de todo el dolor y la confusión, esa sensación volvía, como si nada hubiera cambiado.

Rebecca tomó una respiración profunda, dejando que el aire llenara sus pulmones, y luego lo soltó lentamente. Su voz era suave, pero firme cuando habló. 

— Freen, siempre has sido mi lugar seguro, incluso cuando todo se estaba desmoronando a nuestro alrededor. Aunque estuviera enojada y te dijera cosas horribles, siempre había una parte de mí que encontraba tranquilidad contigo. Gritarte era mi forma de sacar todo el dolor y la frustración que sentía. Era como si al liberar mi rabia, pudiera aferrarme a la certeza de que, a pesar de todo, siempre podríamos encontrar el camino de regreso una a la otra, ya que volverías a mí para devolverme lo que te hice.