Capítulo 3: Recuerdos Capturados

333 45 0
                                    

Después de la gala benéfica, Sarocha, conocida cariñosamente como Freen entre sus amigos más cercanos, regresó a su loft en el vibrante centro de Bangkok. El bullicio de la noche aún resonaba en su mente mientras cerraba la puerta detrás de ella, sumergiéndose en el reconfortante silencio de su hogar. Sin embargo, algo inesperado aguardaba su llegada.

Al adentrarse en la sala de estar, Freen notó una vieja caja de madera cuidadosamente colocada en una esquina, un tesoro olvidado de su época en Londres que no había abierto en años. La caja contenía cartas amarillentas por el tiempo, fotografías en sepia y pequeños recuerdos que evocaban días pasados y emociones aún vívidas. Pero entre todos esos tesoros, había uno que brillaba con un significado especial: una fotografía de ella y Rebecca.

La imagen, capturada en un soleado día en Hyde Park, mostraba a ambas sonriendo radiantes hacia la cámara, sus manos entrelazadas como símbolo de unión y amor compartido. Freen sostuvo la fotografía con cuidado, dejando que los recuerdos fluyeran a través de ella como una marea de emociones encontradas.

Flashback: El Día de la Boda

El sol brillaba con intensidad sobre Londres mientras Freen observaba todos los arreglos que le estaban haciendo por el día de su boda, sintiendo cómo el tiempo se detenía a su alrededor. Había pasado la noche anterior en vela, consumida por una mezcla abrumadora de emociones y dudas que la habían paralizado hasta el punto de la indecisión.

Durante semanas, el miedo al compromiso y las expectativas de una vida juntas habían pesado sobre sus hombros. A pesar de amar profundamente a Rebecca, el pensamiento de enfrentar un compromiso tan profundo la había llenado de un miedo paralizante. Las expectativas, tanto las suyas como las de los demás, se habían convertido en una carga casi insoportable.

Desde su posición, Freen podía ver el bullicio de la preparación dentro de la capilla. Invitados llegaban y el ambiente se llenaba de una anticipación vibrante. Las flores adornaban el camino hacia el altar, pero desde donde estaba, no podía distinguir a Rebecca entre la multitud.

Freen sintió un nudo en la garganta mientras luchaba por reunir el coraje para dar el siguiente paso. Heng y Nam, sus amigos más cercanos, estaban a su lado, ofreciendo apoyo silencioso pero lleno de comprensión.

- Freen - murmuró Heng con voz suave - estamos aquí contigo

Nam colocó una mano reconfortante sobre el hombro de Freen

- Tómalo con calma - dijo suavemente - Solo recuerda por qué estás aquí.

Freen desvió la mirada hacia el suelo, incapaz de enfrentar el tumulto de emociones que la invadía.

- Lo siento - murmuró con un nudo en la garganta - No puedo hacer esto.

Sin decir más, Freen se alejó lentamente del lugar donde estaba arreglándose, dejando atrás el brillo del sol y los susurros de expectación. Cada paso la alejaba más de la promesa de un futuro con Rebecca, un futuro que ahora parecía tan lejano como los recuerdos que dejaba atrás.

El corazón de Freen latía con fuerza en su pecho, un eco de la tormenta interna que la había consumido desde la mañana. Mientras todos esperaban con expectación, ella se sentía cada vez más perdida en el laberinto de sus propios miedos.

Entonces, en un instante de claridad dolorosa, Freen sintió que no podía seguir adelante. La presión del compromiso la estrangulaba, una cuerda invisible que amenazaba con cortar sus lazos con Rebecca. Respiró hondo, intentando encontrar la fuerza para seguir adelante, pero solo encontró un nudo de incertidumbre apretándole la garganta.

El sol seguía brillando con intensidad sobre la pequeña capilla, pero dentro de Freen, las sombras de la indecisión y el arrepentimiento la perseguían. Sabía que había dejado atrás más que una boda cancelada; había dejado atrás la promesa de un amor compartido y la esperanza de un futuro juntas.

Y mientras caminaba por el pasillo vacío, Freen se prometió a sí misma que encontraría una manera de reconciliarse con Rebecca, de enfrentar sus miedos y de sanar las heridas que había causado esa mañana fatídica. Porque, a pesar de todo, el amor que sentía por Rebecca seguía ardiendo como una llama en su corazón, una llama que estaba decidida a avivar una vez más.

El recuerdo de esa fatídica mañana seguía resonando en su mente mientras Freen exploraba cuidadosamente los contenidos de la vieja caja de recuerdos en su loft. Entre las cartas amarillentas y las fotografías descoloridas, encontró otros momentos compartidos con Rebecca: risas, aventuras, promesas susurradas al viento del amor eterno. Cada objeto era un eco de lo que habían sido y de lo que habían perdido.

Mientras contemplaba cada elemento con atención, Freen reflexionó sobre cómo habían cambiado desde aquellos días llenos de esperanza. Las decisiones tomadas y las oportunidades perdidas tejían una red compleja de emociones en su corazón. Ahora, años después, estaba lista para enfrentar el pasado y quizás encontrar una forma de sanar las heridas que aún persistían entre ellas.

Con determinación renovada, Freen volvió a colocar con cuidado la caja de recuerdos en su lugar y miró hacia el futuro con una mezcla de esperanza y temor. Sabía que el camino hacia la reconciliación con Rebecca sería largo y lleno de desafíos, pero estaba dispuesta a recorrerlo, paso a paso, para encontrar la paz consigo misma.

Freen cerró los ojos con fuerza, tratando de contener la marejada de emociones que la embargaba al ver las fotografías. Aquellas imágenes, con Rebecca a su lado, representaban tanto: amor, promesas y también dolor. Era un recordatorio palpable de lo que habían sido juntas, y de cómo todo se había desmoronado.

En aquel momento, mientras las sombras de la tarde se alargaban por su loft, Freen se permitió sumergirse en los recuerdos más profundos. Recordó las noches en que se acurrucaban juntas en el sofá, compartiendo sueños y temores. Recordó las risas compartidas bajo la lluvia en Londres, cuando parecía que el mundo entero era suyo para explorar.

Pero también recordó el día de la boda, cuando el peso del compromiso se había vuelto insoportable. La indecisión la había paralizado, arrastrándola lejos de Rebecca y hacia una oscuridad interna que todavía la perseguía. Recordó como sus amigos le dijeron que Rebecca habia llorado de dolor al ella no presentarse, la sensación de traición y desolación que había dejado en su estela.

Con los ojos llenos de lágrimas contenidas, Freen se dio cuenta de que había perdido más que una relación amorosa aquella mañana. Había perdido parte de sí misma, una parte que había dejado enredada entre los miedos y las expectativas incumplidas. Se prometió a sí misma que esta vez sería diferente.

El loft se sumió en un silencio profundo mientras Freen se sentaba en el borde del sofá, contemplando la ciudad que se extendía más allá de sus ventanas. La vida en Bangkok seguía su curso, pero para ella, ese día marcaba el comienzo de una nueva travesía: una travesía hacia la sanación y, tal vez, hacia la posibilidad de un futuro con Rebecca.

Heng y Nam, sus fieles amigos desde los días tumultuosos en Londres, habían sido testigos de su evolución. Siempre la apoyaban, incluso cuando sus decisiones las separaban temporalmente. Sabían que Freen necesitaba este tiempo para encontrar su camino de regreso a la luz.

Mientras la noche caía sobre la ciudad, Freen se prometió a sí misma que tomaría el primer paso hacia la reconciliación. Mañana buscaría a Rebecca, enfrentaría su pasado juntas y comenzarían a reconstruir lo que habían perdido. Porque, en el fondo de su corazón, sabía que el amor que compartían merecía una segunda oportunidad.

Con esa certeza reconfortante, Freen se recostó en su cama, envuelta en pensamientos de esperanza y determinación. El pasado estaba detrás de ella, pero el futuro brillaba con posibilidades renovadas. Y mientras cerraba los ojos para dormir, una sonrisa pequeña pero sincera se curvó en sus labios.

El mañana sería el comienzo de una nueva historia entre ella y Rebecca, una historia de redención, perdón y, sobre todo, amor. Al menos eso deseaba creer.

Moda y RivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora