Capitulo 19

52 9 0
                                    

- ¿Mal? Dios, Lena. El vestido es hermoso, te ves genial - me dijo Sam acercándose a mi

- Te ves preciosa - musitó Kara, como si fuera una artista mirando su propia obra

- ¿Dónde encontraste el vestido? - me preguntó maravilla

- Pues.... Kara me ayudó a encontrarlo - admití, aunque debería de haber dicho; " Kara lo eligió"

- ¿En serio? - se sorprendió Sam - No tienes malos gustos, Kar - dijo y rió

- Gracias.

Me sentí muy observada así que decidí alagar el traje que Sam usaba.

- Tú traje es.... Precioso - dije - Morado, claro, tu color favorito

- ¿Te gusta? - pregunto Sam

- Claro, se te ve estupendo - reconocí.

A decir verdad, el traje era bastante sencillo, pero Sam tenía ese no se que, que la hacía lucir cualquier cosa que se pusiera.

- Entonces creo que hemos cumplido con la misión - dice bromeando.

Le sonreí tímida.

- Sam, no tengo con que pagarlo - dije. El precio del vestido no era para nada barato. Sam explotó en risitas tiernas

- No seas tonta, Len. Yo te lo voy a pagar - me dijo

- ¿Que? No, no, no - negué con la cabeza

- Claro que sí - respondió - Y no quiero protestas - sentenció - Anda, cambiaste para ir a pagarlos - me empujó hacia el vestidor y ella cerró la cortina.

Me mire al espejo, ahora me sentia peor. Sam era una excelente amiga, ¿Y como le pagaba yo? Enamorándome de su novia.

Suspire, decidida en no pensar en ello. Me despoje del vestido y lo doble sobre mi brazo, para salir cuando ya estaba vestida con mi ropa.

Sam pagó y aproveché para agradecerle a Kara la ayuda.

- Gracias por elegirme el vestido - dije y le sonreí de una forma desconocida para mí

- Por nada, me alegra haberte ayudado.

Me quede mirándola, justo como ella a mi. Su mirada azulada era como una canción romántica en mi alma, de esas canciones que te hacen desear bailar bajo la luz de la luna.

- Kara, Lena - nos llamo Sam y nos hizo apartar la mirada de la otra - Vámonos - sonrió.

Me dio la caja que contenía el vestido y Kara tomo la suya para llevarla ella, luego se giro a mi.

- ¿Te ayudo? - se ofreció

- Claro - dije entregándole la caja.

Salimos de la tienda y Sam tomo la mano de Kara para caminar hasta su Aston Martín. La fierecilla se endureció por ver sus manos entrelazadas.

De pronto deseaba al menos confundirla, que alguna parte de su cerebro formulara mi nombre junto a una remota posibilidad, al menos. Pero al instante de que me percate de aquello, me retracte velozmente.

Esto no debería estar pasando.

Sacudí la cabeza como queriendo deshacer esos pensamientos y decidí ignorar a todo aquello que la fierecilla me gritaba, aún si yo estaba de acuerdo.

Apenas había conseguido sobrevivir ayer, tenia que admitir que me dolía bastante el corazón verlas reír, abrazarse y besarse.

Hoy tenía que ir con Nia a contarle todo porque, aunque ella era un ptmas chica que yo, era increíblemente madura, su manera de pensar me deja simplemente sorprendida. Además de que le tenia la confianza suficiente como para contarle mi secreto inconfesable.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El manual de lo prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora