Capitulo 13

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Ambas pegamos un brinco al oír la voz de Sam y ver el rayo de luz que la puerta abierta introducía a la habitación. Nos separamos tan rápido que no pude ni procesar la información del todo bien. ¿Sam? ¿Ella que hacía aquí? ¿Eran ya las ocho de la noche?

- ¿Por qué está tan oscuro? - pregunto y luego las luces me cegaron. Parpadee varias veces, atolondrada y desconcertada.

- Estábamos viendo una película - explico Kara, quien de repente se encontraba muy lejos, a diferencia de como lo había estado antes. ¿Cuánto se alejo tanto?

- ¿En serio? ¿Cuál? - pregunto Sam, tratando de ver hacia el televisor y descifrar a qué película pertenecían esas escenas

- Infectados - respondió Kara

- Lena, yo no sabía que eras masoquista - bromeó Sam y solo entonces, cuando oí mi nombre, aterricé - Esa película es aterradora - musitó haciendo un mohín - ¿Por qué la rentaste?

- Porque soy una tonta, ¿Te parece buena excusa? - musite, medio atontada. Aún no sabía que había ocurrido y porque Sam estaba allí siendo las siete con treinta. Ella soltó una carcajada.

- Sammy, amor. ¿Por qué llegaste tan temprano hoy? - pregunto Kara

- Ah, hoy salí temprano - se encogió de hombros. Se puso en puntitas para besar los labios de su novia y me gire instantáneamente, de pronto más aterrizada por esa escena que por el filme.

Oí el chasquido de sus labios al unirse y quise tapar me los oidos o subirle todo el volumen a la TV con tal de que fuera imposible captar ese tipo de sonidos.

La fierecilla apareció de pronto, atenta, molesta y enfurruñada. Se movía inquieta dentro de mi estómago, me rogaba que me levantará del sofá y me largará.

Mire por el rabillo del ojo y pude verlas aún besándose. La fierecilla se quitó y comenzó a rasguñar lastimosamente. Ahora era casi un sentimiento palpable, podía sentirlo con claridad dentro de mi, alguna especie de punzada cerca del corazón que, hacia los latidos pesados, moribundos. Esto no debía hacerme daño.... Pero por alguna razón me lo hacía.

Me levanté del sofá y quite la película del televisor. Hice ruido cuando el control se me cayó de la mano al presionar el botón con fuerza excesiva. Pero al menos debido a eso es que tanto Kara como Sam se dejaron de pasar microbios para voltear a mirarme.

- Perdón - murmuré

- ¿No vas a terminar de ver la película? - pregunto Sam

- No, recordé que tengo que arreglar mis cosas - dije, mientras ponía con movimientos torpes el DVD en su lugar.

- Ay Lena, pero tú nunca arreglas tu habitación - me acuso

- No me refiero a eso, Sam - la mire - Lo que quiero decir es que mañana saldré con Brayni y me llevaré la cámara - no sabía de dónde había sacado la mentira, porque eso era, una mentira, Brayni y yo no teníamos planes de nada - Y por cierto, yo sí arreglo mi habitación, aunque no muy seguido.

Sam ignoro mi último comentario.

- ¿Saldrás con Brayni de nuevo? Vaya ¿Cuántas veces son ya? - se emociono y comenzó a especular

- No las cuento, Sam - conteste y me reí.

- ¿Y a dónde irán? ¿De nuevo a tomar café?

Mire el rostro de Kara, al lado del de su novia y pude ver en ella ese tipo de gesto que le producía cada vez que yo hablaba de Brayni. Aquello me alentó a seguir con la mentira.

- No, a la plaza de Picadilly Cirus - dije - Así que, si me disculpas, tengo que ir a ver qué me pongo - sonreí, pero de esa manera en la que sonríen las brujas malvadas de las películas.

El manual de lo prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora