- Alexandra se ha vuelto una excelente amiga y Brayni es una gran persona. A Nia la conozco porque trabaja en el laboratorio de fotografía y es una chica sensacional. Así estoy bien, no ocupo tener tantas personas en una vida que pronto dejaré. No voy a quedarme a vivir en Londres para siempre - dije
- Ya lo sé, Lena. Lo que trato de decir es que disfrutes el tiempo que estarás aquí
- Eso hago, créeme
- Pero....
- ¡Tú pizza está lista! - dije al oír el pitido del horno - Me voy a dormir, buenas noches. Te quiero - le lancé un beso y me fui a paso apresurado a mi habitación.
Me sentía culpable porque la verdad era que no me entusiasmaba tanto la idea de pasar el día con Sam, al menos no si lo veía de la perspectiva de que no vería a Kara. O mejor dicho, de que no estaría yo sola con ella.
A la mañana siguente me despertó la apenas cálida luz del sol que llegó directo a mis ojos. Me desperté segundos antes de escuchar unos golpes en mi puerta.
- Bestia - los golpes en la puerta no fueron tan intensos, pero si molestos
- Ya estoy despierta - dije.
Salí de mi habitación y mire a Sam sonreírme. De nuevo me sentí mal.
- ¿Cuáles son los planes de hoy? - pregunté, totalmente desganada
- Conseguir un atuendo elegante - me dijo
- ¿Elegante? ¿Que celebramos? - pregunté confundida
- El próximo domingo es el cumpleaños del señor McGrath y estamos invitadas a la celebración por la reciente union entre las empresas.
- ¿El señor McGrath? - trate de pronunciar el apellido con el acento que Sam había utilizado
- Si, el padre de Katie McGrath, la Ceo de las empresas McGrath, su padre es el fundador de las empresas - explico
- Oh.... ¿Y?
- Estamos invitadas - sonrió ampliamente
- ¿Invitadas? - quería saber a quienes se refería
- Si, tú, yo y Kara. Quién por cierto ya debería estar aquí - divago mirando el reloj de en su muñeca
- ¿Kara nos acompañará?
- Claro, ¿Y luego quien nos dirá que nos vemos lindas? - bromeó
- Pero Kara.... Ella no se ve del tipo que disfrute ir a comprar ropa - intenté encontrar una excusa creíble para que Kara no fuera, yo no debía siquiera estar cerca de ella
- Pero es mi Kara - dijo. Algo dolió dentro de mi - Ella está dispuesta a acompañarnos.
Entonces el timbre sonó. El corazón me latió ansioso, presuroso y.... Angustiado.
Sam corrió animosa hasta la puerta, mientras que yo me quedé parada allí, con ganas de correr en dirección opuesta.
Después de la pequeña discusión que tuvimos ayer, no sabía que sentir.
Sam abrió la puerta y la luz apareció en mis ojos, allí estaba ella. Tan deslumbrante como siempre, usando su ya tan conocida chaqueta negra de cuero.
La presencia de Kara hizo que el mundo se me volteara en un segundo en cuanto me miro.
- ¡Amor! - dijo Sam, sin duda feliz. La saludo dándole un beso en la mejilla en vez de los labios. Agradecí aquello, aunque la fierecilla se sintió celosa de todas formas.
- Hola - me saludo Kara.
La saludé con la mano.
- Ve a alistarte, Bestia - me insistió Sam y entonces caí en cuenta de que estaba en pijama, de nuevo - Nos espera un largo día.
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El manual de lo prohibido
RandomA veces el amor llega en el momento más inesperado y de la persona menos esperada o apropiada.... a veces se encuentra en alguien totalmente prohibido.... ¿Oh no?. Esta historia no es mía, solo es una adaptación.