Cuando lo vi entrar a su departamento, me gire a mirar a Kara quien seguía parada allí, de brazos cruzados y mirándome.
- ¿Decidiste hacerle caso a Sam? - bromeó
- ¿Que? - pregunté confundida.
Se separó de la puerta cuando yo me dirigí para abrirla.
- Si, eso de buscarte pareja - musitó, pero la broma ya no le salió como tal.
Me reí.
- Solo salí a tomar café con mi vecino para conocerlo mejor - explique - Eso no tiene nada que ver con los planes macabros de Sam.
Ahora ella rió.
- Con que macabros, ¿Eh? Se lo voy a decir, te acusaré - bromeó divertida
- No hace falta, ella lo sabe - abrí la puerta y Kara entro detrás de mi - Si sabes que Sam llega hasta las ocho, ¿Verdad?
- Lo se, pero es que no tengo mucho que hacer y es mejor pasar el rato aquí mientras que la espero
- Bueno, es agradable tenerte aquí mientras Sam llega.... - pensé. ESPERA UN MOMENTO, NO LO PENSE.
- Gracias, que linda - musitó y en ese momento di gracias de encontrarme de espaldas puesto que todo el calor se me subió al rostro - Mañana saldremos todas, así podrás conocer a mi hermana Alex, ¿Lo recuerdas? - dijo totalmente ajena al caos que estaba habitando en mi interior.
- Mmm.... Si, estoy emocionada - hablé
- Alex también.
Así, planeamos lo que sería el día de mañana y estar a su lado lo encontraba cada vez más cómodo y magnífico. Ella tenía ese raro poder para maravillarme, dejarme sin hablar o adivinarme los pensamientos a veces; era simplemente sensacional. La fierecilla estaba llena de felicidad, pero solo hasta que Sam llegaba, porque luego al verlas reírse la una con la otra y llamarse "amor" la fierecilla empezaba a incomodarse, me hacía salir de la escena cursi que no queríamos ver ni ella ni yo.
- ¡Bestia, arriba! - Sam tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar.
Balbucie entre la almohada y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararía hasta que Sam me viera con mis ojos abiertos. Me lleve los puños a los ojos y comencé a tallarlos para despertarme, luego abrí paso a un bostezo grande.
Me pare con pereza y abrí la puerta, Sam estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador. Me miro.
- Ponte algo lindo, algo rojo - la mire confundida - a Alex le gusta el rojo - me dijo
- Estás loca - musite y me di la vuelta oara ir a ducharme
- Si quieres gustarle a Alex, escucha mis consejos - grito desde la cocina
- No quiero gustarle a Alex, ¡Ni siquiera la conozco! - me queje saliendo de nuevo de mi habitación increíblemente asombrada del esfuerzo de Sam por emparejarme
- Solo apúrate, ¿Quieres? Ellas llegarán en cualquier momento
- Eres perversa - ella sonrió. Yo en respuesta le saque mi dedo de en medio, a lo que ella rió
- ¡Pero así me quieres! - escuché a Sam gritar
- ¡Tonta! - le respondí antes de meterme al baño.
La ducha noe tomo más de unos minutos, al salir me vestí con una blusa verde solo para llevarle la contra a Sam. A los pocos minutos oí el timbre sonar y la fierecilla empezó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Kara.
Salí de mi habitación al oír el murmullo de las voces. Allí, junto al ángel de oro, estaba otra. Era algo parecida a Kara, sin embargo su cabello era pelirojo y sus ojos eran de un tono café claro. Ella me sonrió.
- Hola - musite
- Lena, mira, ella es Alex - me dijo Sam - Bueno, Alexandra pero Alex suena mejor - me empujó con su codo hacia el par de angeles.
Extendí mi mano para saludarle y ella respondió mi saludo.
- Hola - me dijo.
No estaba muy segura, pero sentía dentro de mi como dos partes; una atenta a Alex, pero la otra atenta a Kara. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.
- Bueno ya que se conocieron, ¿A dónde vamos a ir? - pregunto Sam
- ¿Quieren desayunar en?.... - la voz de Kara hablo por fin y yo completa, me perdí en ella.
Deje de escuchar entonces la conversación que tenían las tres, de hecho, mis ojos habían dejado mis otros sentidos inactivos ya que ellos se aferraban a mantener la vista en Kara.
Los labios de las demás dejaron de moverse, luego me miraron. ¡Reacciona! Me ordenó una voz en mi cabeza. Entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.
- ¡Lena! - Sam me sacudió
- ¿Eh? - musite, terriblemente desconcertada
- ¿Que si quieres un desayuno típico inglés? - me preguntó
- Mmm.... Si - respondí.
¿Cuánto tiempo me habían estado hablando?
- Vamos entonces - concluyó Kara.
Nos dejaron pasar primero y después, en el Aston Martín de Kara nos dirigimos a un pequeño restaurante local.
Nos sentamos en una mesa, Kara y Sam en un lado mientras que Alex y yo en el otro.
- Pidamos el desayuno inglés típico para que Len pueda probarlo. Apuesto a que jamás has probado uno hecho en Inglaterra
- Eso es obvio, Sam, ya sabes que no - dije riendo.
Luego de unos minutos, cuatro platos estaban servidos en frente de nosotras. El olor que desprendían era simplemente exquisito.
Mientras desayunábamos intercambiamos la típica información de los que recién se conocen.
Yo miraba a Kara solo cuando nadie me observaba a mi, evitando ser descubierta en cada paso que daba, cada gesto que hacía y cada palabra proveniente de sus labios. Ella era hermosa a su propia manera y ni siquiera se daba cuenta de eso.
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El manual de lo prohibido
RandomA veces el amor llega en el momento más inesperado y de la persona menos esperada o apropiada.... a veces se encuentra en alguien totalmente prohibido.... ¿Oh no?. Esta historia no es mía, solo es una adaptación.