Lo fulmine con la mirada queriendo taparle la boca en ese instante, las manos comenzaron a sudarme ante la posibilidad de quedar en evidencia.
- E-en.... M-m-mi amiga que.... D-deje en Nueva York - invente
- ¿Que clase de amiga? Cualquiera podría enamorarse de una amiga - inquirio
- Enamoramiento no, Brayni - especifique de nuevo. Kara solo se mantenía en silencio, pero atenta - Y es una amiga mm....m-muy cercana y.... - no sabía cómo seguir con mi mentira - a una amiga también le gusta, entonces....
- Tienes miedo de perder la amistad de tu amiga por haberte fijado en la misma chica que ella - completo Brayni.
- ¡Exacto!
- ¿Quién se fijo primero en la chica? - me preguntó Brayni
- Ella - musite con pesar
- Pero tú ya no estás en Nueva York, ya no importa, ¿O si? - dijo Kara quien había estado como una estatua hasta ahora
- Mmm.... - murmuré
- Igual yo creo que lo hubieras hablado con tu amiga en vez de especular tu sola las cosas y castigarte a ti misma - interrumpió Brayni - Digo, no era su novia y ella no era tu mejor amiga - se encogió de hombros.
Me solté a reír. Tanto Kara como Brayni se me quedaron mirando extraño. Si Brayni supiera a quien me refería, no hubiera dicho lo último.
- ¿Que es gracioso? - pregunto Kara
- Nada, solo que.... Nada - no se me ocurrió nada para justificarme, espero no le den importancia.
- ¡Mira, Len! - me dijo Brayni - ¿Ese lugar no te parece ideal para una fotografía? - apunto hacia un edificio que realmente estaba ubicado en una muy buena vista.
- Que buen gusto tienes, Brayni - concorde - Creo que le tomare una.
Saque con la mano libre la cámara de mi bolso y luego me quedé en silencio y sin actuar, tímida porque Brayni aún mantenía su mano atada a la mía.
- Brayni, creo que Lena necesita sus dos manos - farfullo Kara
- Oh, cierto. Disculpame - enrojeció un poco y soltó mi mano a la que inmediatamente le pego el aire gélido del medio día.
Le sonreí y apunte el lente de la cámara hacia el monumento para sacar la fotografía.
- ¿Una rosa para la dama? - dijo alguien detrás de mi.
Me gire y vi a una señora con un canasto de rosas rojas que le hablaba a Kara, mientras que Brayni estaba distraído mirando a las palomas.
Kara me miró y luego me sonrió. Entonces miro de nuevo a la señora.
- ¿Cuánto cuesta? - pregunto Kara
- Cinco libras - contesto la señora
- Deme una.
La señora le acercó la canasta para que Kara escogiera la rosa. Una vez que escogió una, le entrego un billete a la señora.
- Gracias, señorita - le dijo la señora y luego me sonrió a mi para después alejarse a ofrecer sus rosas al resto de la gente que había en la plaza.
Que lindo detalle, de seguro Kara le compro la rosa a la señora para llevársela a Sam.
- Ten - pero me la ofreció a mi. Me quedé en blanco
- ¿Q-que? - musite torpemente
- Es para ti - me respondió, como si hubiera adivinado mi pensamiento anterior.
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El manual de lo prohibido
RandomA veces el amor llega en el momento más inesperado y de la persona menos esperada o apropiada.... a veces se encuentra en alguien totalmente prohibido.... ¿Oh no?. Esta historia no es mía, solo es una adaptación.