Nunca Dije Nada {NDN#1}

Capitulo XI

Capitulo 11 - ¡Feliz cumpleaños! I

-¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz! -Cantamos Lucian y yo a la vez mientras entrabamos a la habitación de Daniel con una pequeña tarta para que soplara las velas.

-Venga, campeón. Pide un deseo. -Daniel nos miraba sonriente. Cerró los ojos y sopló las velas. -¿Qué pediste?

-Si te lo dice, no se cumplirá. -Dije dejando un poco de nata de la tarta en la nariz de Dan.

-¿Puedo coger un trozo?

-¿Y desayunar tarta? -Negué con la cabeza. -La guardaremos y después de almorzar te daré un trozo ¿vale?

-Vale. ¿Y mi regalo?

-¿Los quieres ya?

-¡Si!

-Bien. Vamos al jardín, campeón. -Daniel asintió y se levantó de la cama para salir corriendo. -¿Crees que le guste?

-A todos los niños les gustaría tener una bicicleta, Luc. -Le sonreí y lo agarré de la mano para bajar las escaleras.

-¡Wow! ¡Una bici! -Daniel miraba la bicicleta azul con un moño bastante grande. -No se montar...

-Para eso está papá, Daniel. -Dije y volvió a sonreír. Volví a entrar a la casa y me dirigí a mi cuarto para buscar mi regalo.

-Daniel. ¿Puedes entrar un momento?

-¿Qué pasa, mami? -Le di mi regalo y enseguida se sentó en el sillón para abrirlo.

-¿Te gusta?

-¡Me encanta! -Dejó la caja en el sillón y vino a abrazarme. -¡Gracias, mami!

-De nada, cariño. -Resulta que el mes pasado había salido con Daniel al centro comercial y habíamos visto un iPad que a él le había gustado. Así pues, ese había sido mi regalo.

-¿Podemos abrirlo ya?

-Espera, campeón. Aun falta algo.

-¿El qué? -Preguntó Daniel emocionado.

-¿Te acuerdas que dijiste que todos teníamos una hermana y tú no? -Asintió. Lucian se sentó a mi lado en el sillón y acarició mi pequeña barriga. -Pues resulta que mami está embarazada. -Daniel miró mi barriga con el ceño fruncido.

-¿Hay está mi hermanita? -Asentí.

-O hermanito, aun no se sabe.

-¿No estás contento? -Dijo Lucian y los nervios se apoderaron de mi cuerpo.

-Mmm... Pero no se ve. ¿Cómo se yo que es verdad? -Reí sintiendo mis ojos cristalizados.

-Por ahora no podemos verla, campeón. Aun es muy pequeñita para verla.

-No hables como si fuera niña, aun no lo sabemos. -Regañé a Lucian por eso. Inesperadamente Daniel se acercó a nosotros y puso su mano en mi barriga.