Capitulo XXXI

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Capitulo 31 - Es una buena señal

-Pues... esta es nuestra casa. -Dijo Lucian mientras abría la puerta de una enorme casa.

-¡Señora Lenna! Me da gusto verla de nuevo. -Dijo la mujer vestida con uniforme de ama de llave.

-Supongo que eres Marta ¿verdad?

-¿Me recuerda? -Negué.

-Lucian estuvo hablandome de ustedes en el camino. -Dije y me giré a la otra mujer. -Tú debes de ser Maria.

-Si. Ya queríamos que volviera. El niño Daniel le echaba de menos.

Medio sonreí asintiendo para luego ponerme a ver la casa, o más bien el salón. Había dos sillones grandes y uno individual junto a una tele realmente grande. En el centro había una mesa donde habían varias revistas. La estantería que había al lado de la tele estaba repleta de DVD y en las otras solamente habían figuritas de cristal, fotografías y libros.

-Len. -Miré a Lucian y este me sonrió. -¿Vamos a ver a Zeus? El perro también tiene ganas de verte.

Asentí y me acerqué a él para caminar hasta unas puertas de cristal que daban a un jardín trasero.

Lo más que me sorprendió fue ver a muchas personas gritando alegremente "Sorpresa."

Daniel corrió hacia mi para abrazarme y le devolví el abrazo sonriendo. -Te esperábamos, mami. ¿Traiste a mis hermanitos?

-Aún no, campeón. Acuérdate que aun son muy pequeñitos para que vengan a casa.

-Tienes razón, papi. -El niño le sonrió a Lucian y luego se alejó de nosotros caminando hacia la gente.

-¡Lenna! ¡Estoy tan feliz de verte aquí!

-Gracias. -Dije sonriendole a Jessica, la madre de Lucian.

Adriana, la hermana menor, estaba junto a ella mirándome con lágrimas en los ojos. Ella me había caído bien cuando fueron a verme al hospital.

-¿Estás bien?

-Si... Es solo que me entristece esta situación. -Dijo antes de que me abrazara mientras que Jessica nos miraba con ternura.

Lucian me había dicho que Adriana me consideraba como su hermana mayor y que se puso muy triste cuando se enteró de lo que pasó.

-Bueno, te dejo para que saludes a tus amigos. -Asentí y le dí la mano a Lucian para que me acompañara. No quería separarme de él después de todo.

-Me alegra tanto verte fuera de ese hospital.

-Si, lo mismo digo, Lauren. -Dije sonriendole a mi amiga.

Al parecer Lauren era la secretaria de mi padre y se había convertido en algo así como "mi mejor amiga."

Después de ella llegaron los abrazos de mis padres, hermana, Lucas, Valeria, los niños y de alguna otra persona más que había olvidado su nombre.

-Len, voy al baño.

-Vale. -Dije posando la mano que tenia unida con la de Lucian en mi muslo. Él se levantó y ví como caminaba hacia el baño.

Entonces vi como Daniel jugaba con el chico de los tatuajes que salía en la foto. Por alguna extraña razón, Lucian no me había hablado de él. Sólo me había contado que trabajaba en la empresa de mi padre y que se llamaba Franklin.

Daniel salió corriendo hacia su primo Lucas y yo aproveché para acercarme.

-Hola. -Primero me miró frunciendo el ceño para después esquivar mi mirada.

-Hola.

-¿Te pasa algo conmigo? -Dije y volvió a fruncir el ceño. -Se supone que si estás aquí es porque te conozco, pero aun no te has acercado a hablarme...

-Soy Franklin.

-Lo sé. -Dije mirándolo a los ojos. -Trabajas con papá...

-Si. -Dijo sin apartar la mirada. -¿Qué más sabes de mi?

-Nada más.

-Voy a hacer el padrino de Daniel.

-¿Si? -Pregunté extrañada de que Daniel no estuviera bautizado.

-Tú querías que yo fuera el padrino.

-Entonces no sólo te conozco de la empresa...

-No. Somos amigos.

-¿Amigos? -Dije algo alterada. -¿Por qué sí eres mi amigo no fuiste a verme ningún día al hospital?

-No quería problemas.

-¿Problemas? -Ahora si que estaba enfadada. -¿Qué problemas tendrías? Porque Lauren es mi amiga y no tuvo problemas en visitarme.

-Lenna...

-¿Qué pasa? -Preguntó Lucian poniéndose a mi lado.
-Ya no quiero estar aquí, Lucian.

-Pero...

-No. -Dije antes de darme la vuelta para entrar a la casa. Subí las escaleras y me dirigí a uno de los cuartos que había al final del pasillo.

Por alguna extraña razón ese cuarto me parecía familiar a pesar de que no tenía nada de decoración.

Me senté en la cama mirando hacia la ventana.

-¿Recordaste algo?

-No, ¿por qué?

-Porque este es tú cuarto secundario. -Dijo y me dí la vuelta para mirarlo dándome cuenta de que se había sentado detrás de mí. -Cuando nos enfadabamos venías a dormir aquí.

-¿En serio? -Asintió. -¿Eso quiere decir que estoy empezando a recordar?

-No lo sé, pero es una buena señal. -Dijo y me tire sobre él para abrazarlo.

-Es lo que más deseo por el bien de todos...

-Vuelvo a pedirte perdón. Fue mi culpa...

-¡Eh! Ya te dije que no tienes la culpa. -Dije separandome para mirarlo a los ojos. -Quizás tenia que pasar eso para volver a estar juntos.

-Promete que cuando recuerdes no me vas a dejar. -Negué agarrando sus manos.

-Ya te dije que no los voy a dejar, Lucian. El pasado, pasado está. -Volvió a asintir y por alguna razón tuve la necesidad de besarlo.

Y eso fue lo que hice. Me acerqué lentamente hasta que mis labios rozaron los suyos dejándolo sorprendido.

Me dolía verlo así, tan derrumbado y cansado, sin olvidar que siempre que lo veía en el hospital tenia los ojos rojos e hinchados.

Nunca Dije Nada {NDN#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora