Capitulo XVII

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Capitulo 17 - Esto no se quedará así...

Al día siguiente me desperté por un susurro en el oído. Abrí un ojo medio dormida todavía y me encontré con Lucian mirándome. Aún seguía con los boxers de la noche anterior, por lo que supuse que aun no se había bañado.

Me dió un suave beso en los labios y yo me metí debajo de las sábanas ignorándolo.

-Cariño...

-Mmm... -Contesté en señal para que continuara.

-Nunca me hablaste de esa cicatriz.

-¿Qué cicatriz? -Pregunté destapandome la cabeza para mirarlo confundida.

-La que tienes en el costado...

-Ah. Me clavé un cristal en una de las fiestas a las que iba.

-¿Te llevaron al hospital? -Negué con la cabeza.

-Ellos mismos me lo cosieron. -Me encogí de hombros. -¿Qué haces aquí todavía? No vas a ir a trabajar?

-No. Hoy no tengo ganas. -Reí.

-El trabajo no es algo que si tienes ganas vas y sino, no vas.

-Lo sé, pero... ¿Me acompañas?

-¿Por qué no? -Dije levantandome de la cama. -¿Te duchas conmigo?

-Claro.

-Pero solo ducha. -Dije para que no fuera a imaginarse otras cosas. No contestó y ambos nos desvestimos para meternos en la ducha.

-Date la vuelta que te lavo el pelo. -Asentí y me dí la vuelta para sentir las manos de Lucian lavando mi cabello mientras yo iba enjuagandome el cuerpo.

Después de habernos quitado el jabón salimos y nos cambiamos para dirigirnos a la empresa de Lucian.

-Buenos días, señor Cárter.

-Buenos días, Luisa. -Dijimos Lucian y yo a la vez.

-El señor Méndez lo espera en la sala de juntas. -Lucian asintió y me llevó a su despacho.

-¿Es que ese señor siempre te espera allí? -Pregunté recordando que la otra vez que vine Luisa también lo había nombrado.

-Es el nuevo inversionista por lo que siempre suele estar por aquí.

-Oh, ya entiendo. Entonces vé que yo te espero aquí.

-¿Segura?

-Si, tranquilo. -Dejé un beso en sus labios. -¿Tienes hojas en blanco?

-En el segundo cajón tiene que haber. -Asentí y fui a sentarme en la cómoda silla que había detrás de su escritorio. Lucian salió cerrando la puerta y yo cogí un folio y un lápiz para ponerme a dibujar.

Se me daba bien el dibujo, igual que a Daniel. Y eso que no llevábamos la misma sangre.

Iba a comenzar a dibujar cuando me acordé que más allá había comenzado un dibujo pero como tuve que irme, había decidido guardarlo.

Si Lucian no lo tiró debería de estar...

-¡Aquí está! -Dije en voz alta a pesar de que no había nadie más en el despacho. Volví a sentarme en la silla y me puse a mirar aquella hoja. Consistía en la cabeza de un lobo pero claro, aun le faltaban muchas cosas, así que me puse manos a la obra.

Nunca Dije Nada {NDN#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora