Capitulo XXXVII

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Capitulo 37 - Una noticia

-¿Si?

-Hola, Frank.

-Oh, hola Lenna. ¿Qué tal?

-Bien ¿y tú?

-Bien, también. ¿A qué debo tú llamada?

-Quiero que hables con mi padre para que me devuelva mi puesto. -Dije mientras hacía muecas para que Elián y Elliot rieran.

-¿Yo por qué?

-Porque a ti te haría más caso. Eres su socio ¿no?

-Si, pero...

-Por favor, Franklin... Necesito salir de aquí aunque sean algunas horas.

-Puedes salir al parque...

-Franklin.

-Está bien. Hablare con él, pero no te prometo nada.

-¡Gracias! -Grité asustando a los bebés. -Tranquilos, chiquitines...

-De nada y, dile a Daniel que pasaré después por él para ir al cine como le había prometido.

-Perfecto. Adiós y gracias.

-De nada. Adiós. -Dijo y colgué dejando el teléfono en el suelo.

-Ya estoy aburrida. ¿Vosotros no? -Elián movió los brazos para que lo cogiera mientras que Elliot se arrastró para coger un peluche. -No te cogeré, corazón. Juega con tú hermano.

Elián hizo un puchero y se acercó a Elliot para golpearlo. -¡Oye! Eso no se hace. -Dije regañandolo mientras que cogía a Elliot ya que había comenzado a llorar. -Ya está, bebé. No pasó nada.

Lo mecí para que dejara de llorar, pero ahora fue Elián el que comenzó a hacerlo. -No empieces a llorar tú también, Elián. No se pega y menos a tú hermano. -Dejé a Elliot en su cuna ya callado y ahora cogí a Elián. -Vamos, Eli. Entiende que te tenia que regañar, eso no se hace.

El niño balbuceó algo mientras que hacia bicos. -Ma... ...

-Ya, ya está, Eli... -Lo dejé en su cuna y comencé a recoger todos los juguetes que teníamos en el suelo.

-Lenna.

-¡Ah! -Grité mientras me giraba hacia la puerta. -Me asustaste, idiota. ¿Qué haces aquí?

-Ya son las dos. -Dijo Lucian acercandose para dejar un beso en mis labios.

-No me había dado cuenta. -Primero se acercó a Elliot para dejar un beso en su cabeza y luego a Elián que enseguida se puso a sollozar.

-¿Qué pasa, pequeño?

-Que es un caprichoso, eso pasa. -Respondí metiendo los juguetes dentro del baúl. -Le pegó a Elliot y no entiende que eso no se puede hacer.

-Oh, eso no se hace, Elián. -Eli estiró sus brazos para que Lucian lo cogiera, y eso fue lo que hizo.

-Lo que yo digo. -Dije rodando los ojos mientras que cogía a Elliot en brazos. -Vamos a comer.

-Si. -Ambos salimos de la habitación con los bebés en brazos para bajar al salón.

-Bienvenido, señor. ¿Van a almorzar?

-Si. Te dejamos con los bebés. -Maria asintió y pusimos a los niños en el sillón. Maria se quedaría con ellos en lo que nosotros almorzamos.

•••

-¡Mamá, ya me voy!

-Espera un momento, Daniel. -Dije saliendo de la habitación de los bebés con Elián en brazos. Elliot se había quedado dormido, y estaba intentando que su hermano durmiera.

-Hola.

-Hola, Frank. -Dije acercandome a él para dejar un beso en su mejilla. -No te separes de Franklin, Daniel.

-Si, mami. -Dijo mi hijo sonriendo mientras caminaba hacia la puerta. -¡Vamos, padrino! ¡El cine nos espera!

-Ya lo oíste. -Dijo Franklin sonriendome. -Adiós.

-Adiós, y tengan cuidado. -Frank asintió y despidiéndose, salió de la casa de la mano de Daniel. -Y ahora vamos a dormirte, pequeño.

Subí las escaleras para volver a ir a la habitación de los gemelos para acostar a Elián en su cuna. Apagué la luz y encendí el proyector antes de salir de la habitación.

Caminé hacia el despacho de Lucian en la planta baja, para entrar sin tocar.

-...Si, claro... No, para eso no. Mejor consúltalo antes... Claro... Eres un idiota, Marc. Venga, adiós. -Dijo Lucian antes de colgar riendo. -Es un idiota cuando se lo propone.

-¿Quién era?

-Mi amigo Marc. -Asentí recordando que Marc era el mejor amigo de Lucian y que trabajaban juntos. -¿Quién tocó?

-Franklin. Ya sabes que venía a buscar a Daniel.

-Si, me comentaste algo de eso mientras almorzabamos. -Volví a asentir sentándome en una de las sillas. -¿Los bebés?

-Acaban de quedarse dormidos. Elliot siempre es el primero en dormir, pero Elián...

-Salió a ti. -Dijo riendo mientras que lo miraba mal. -Y lo sabes.

-JA JA, muy gracioso.

-Pero tengo razón.

-Si. -Dije dándome por vencida. -Ahora entiendo porque mi madre siempre me decía que era su pesadilla incluso antes de meterme en las drogas.

-Bueno, ya no hablemos de eso. -Estiró su mano haciéndome señas para que me acercara a él. Yo me levanté de mi sitio para caminar hasta él y sentarme en su regazo. -¿Te acuerdas de Gavin? El señor al que invité al bautizo de los gemelos porque había cerrado un contrato con él.

-Mm... Creo que si. ¿Qué pasa con él?

-Su hija viene de Inglaterra para firmar un contrato de modelaje y le ofrecí nuestra casa.

-Oh, pues... ¿No estará incomoda aquí? Digo, como tenemos a los bebés...

-Me dijo que no tenía problema con ello.

-Entonces, supongo que está bien. -Dije encogiendome de hombro. -¿Cuando viene?

-Mañana. A las nueve tengo que ir a buscarla al aeropuerto. -Asentí Sin saber que más decir. -¿Quieres salir a algún lado?

-No tengo ganas, lo siento.

-No pasa nada, Len. -Sonrió para dejar un beso en mis labios.

-¿Sabes? Creo que me voy a ir a dormir...

-Dormilona. -Me encogí de hombros para dejar un beso en sus labios y levantarme.

-¿Vienes?

-Acabo aquí y voy. -Asentí y salí del despacho para dirigirme a mi habitación, no sin antes comprobar que los bebés seguían dormidos.

Quizás la noticia de tener a una completa desconocida en mi casa, no me había caído tan bien como lo esperaba...

Nunca Dije Nada {NDN#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora