Capitulo XXXV

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Capitulo 35 - ¡Mi puesto!

-Buenos días...

-¡Lenna! ¡Que gusto verte por aquí! -Gritó Lauren saliendo de detrás del mostrador. -¡A ti también me da gusto verte, cosita! -Dijo ahora cambiando el tono para hablarle a Elián. -¿Cómo estás?

-Bien. ¿Y por aquí?

-Podríamos decir que bien, pero sabes que te preferimos a ti.

-En parte vengo a eso. -Dije y Lauren sonrió de oreja a oreja.

-¡Seria la mejor noticia del mundo! Ya quiero que Claudia se vaya de aquí.

-¿Sigue sin caerte bien? -Asintió. -Bueno, ¿mi padre está?

-Si, ¿me quedo con el bebé mientras vas a hablar con él?
-No hace falta, pero gracias. -Le sonreí agradecida y caminé hasta la puerta del despacho de mi padre para tocar. -¿Se puede?

-Hija, no esperaba verte por aquí. -Carlos se levantó de su cómodo sillón y se acercó para dejar un beso en mi cabeza. -¿Cómo está este pequeño?

-Dakaa.

-Supongo que eso es bien. -Dijo Carlos cogiendo a Elián en brazos. -¿Y mi ahijado?

-Lucian se lo llevó a su empresa.

-Entiendo... -Dijo sentándose en el sillón de cuero.

-Papá, vine a decirte que quería volver a trabajar...

-¿Y que harás con los niños?

-Maria se encargará de ellos en lo que Daniel está en la escuela. Y como yo salgo a las doce...

-No sé yo, Lenna... -Lo miré sin entender. -Claudia hace bien su trabajo.

-¡Pero ese es mi puesto! -Dije alzando la voz. -A ella la puedes poner en otro puesto diferente.

-Tengo que pensármelo, Lenna.

-Entonces no volveré a pisar esta empresa hasta que no te decidas. -Dije quitándole de los brazos a Elián.

El niño se quejó un poco, pero enseguida calló en cuanto cogió mi collar para jugar.

Salí del despacho encontrándome con la mirada atenta de Lauren.

-¿Sabes si Franklin está en su despacho?

-Si, pero ¿Estás bien?

-Si, no te preocupes. -Le sonreí antes de caminar hasta el despacho de Frank.

La puerta del despacho estaba medio abierta y pude ver y oír como Frank reía con Claudia. Decidí no interrumpirlos, así que dí la vuelta para irme por fin.

•••

-¿Qué pasa, Len?

-Nada.

-No digas nada cuando te pasa algo. -Esquivé la mirada de Lucian para mirar la tele. -Lenna.

-Discutí con mi padre... Otra vez. -Lucian suspiró y apagó la tele para que lo mirara.

-¿Qué pasó ahora?

-No me quiere devolver mi puesto de trabajo. -Dije sintiendo las lágrimas salir. -No quiere echar a tú prima ¡porque dice que es buena en su puesto! ¡MI PUESTO!

-Calmate, amor.

-¡Pero ese era mi puesto! -Dije abrazándolo mientras seguía llorando.

-¿Pero por qué lloras?

-¡No lo sé! -Grité aun más enfadada. -Solo tengo ganas de llorar. ¡No te rías!

-¡Hey, vale! -Dijo cuando empecé a golpearlo con la almohada. -Estoy seguro que Carlos te devolverá tú puesto.

-Eso espero. -Dije limpiandome la cara. -Bueno, ya está. ¿Dónde está Daniel?

-Haciendo los deberes con Maria.

-¿Y los gemelos?

-Durmiendo. -Respondió encogiéndose de hombros. -¿Por qué no aprovechamos para hacer...

-Siempre piensas en lo mismo.

-No siempre. Te recuerdo que llevamos tiempo sin hacerlo. -Dijo metiéndome mano descaradamente.

-¿Tiempo? ¿Con tiempo te refieres a un día?

-Ya eso es mucho tiempo para mi. -Dijo y rodé los ojos. -Por favor...

-¿Cerraste la puerta?

-Por supuesto.

-Dios, lo tenias todo planeado. -Dije golpeando su brazo. -Pervertido.

Lucian solo rió para quitarse la camiseta y quitar la mía también. -¿Por qué no tienes sujetador?

-Porque no me lo puse cuando me duché. -Dije como si fuera algo obvio.

-Bueno, es mucho más fácil para mi. -Sonrió de lado antes de empezar a dejar besos por mi cuello para bajar a mis pechos.

Bff... Creo que tengo para rato...

Nunca Dije Nada {NDN#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora