Una herencia desconocida

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A Arashi ya le pareció raro que solo los nuevos Chuunins y Genins restantes se presentaran con sus senseis a su oficina sin su esposo o los tres niños, y eso aumentó cuando, al preguntar, el ahora ex equipo de Genins 7 le sonrió misteriosamente y le dijo que le esperaba una sorpresa agradable en casa.

Intrigado, organizó lo más pronto que pudo sus papeles y se retiró. Una vez llegado a su mansión, enarcó una ceja al ver que su hijo arrastraba por todo el jardín a un niño pelirrojo que no conocía de nada. Apremiado, entró para buscar a su esposo, pero no lo encontró enseguida. Caminó hasta llegar a la habitación de Naruto, ya que desde allí oía venir algunos ruidos y su ceja se crispó al ver que Harry estaba agrandando el lugar con magia y agregando una cama nueva.

- ¿Puedo preguntar que estas haciendo?

Harry se giró sorprendido y sonrió radiante a su esposo.

- ¡Mi amor! - exclamó antes de acercarse para besarlo. - Te extrañé...

- Hn, yo también. - Arashi gruñó antes de tomar con posesividad los labios de su pareja.

Estuvieron largos minutos solo volviendo a probar el sabor del otro, no prohibiéndose tocar el cuerpo de manera sutil, conteniéndose lo suficiente como para no terminar haciéndolo en la puerta de la habitación de su hijo. Cuando al fin se separaron, le llevó sus buenos minutos al rubio despejar su mente para volver a repetir la pregunta para la que había venido con tanta prisa a casa.

- ¿Ahora me dirás qué es lo que estás haciendo...?

- ¡Otou-san! - Naruto chilló al ver a su padre y corrió para abrazarlo, sin soltar la mano del niño pelirrojo.

- ¡Ohayo, Naru-chan! - el Hokage se arrodilló para estrechar a su hijo en un abrazo de oso. Al separarse, miró con detenimiento al otro niño. - ¿Puedo saber quien eres tu, chibi?

- ¡Él es mi nuevo onii-chan, Gaara, otou-san!

Arashi pestañeó mirando la postura feliz de su hijo y poco a poco una mirada incrédula se fue formando en su hermosa cara. Miró a Harry y éste le sonrió dudoso.

- Puedo explicar... - dijo levantando ambas manos.

- Tienes toda mi atención.

El moreno despidió a los niños dentro del cuarto, para que miraran como había quedado (aunque aún faltaba comprar algunas cosas para el nuevo niño), y luego arrastró a su esposo hasta su propia habitación. Una vez allí le explicó lo mejor que pudo, sin tener que revelar nada de los recuerdos que tenía gracias a su primer encuentro con el Shinigami.

- ¿Me dices que el hijo del Kazekage, el jinchuuriki de Shukaku es ahora nuestro hijo...?

- Hai, mi amor. ¿No es eso genial...?

- ¡¿Genial...?! - preguntó incrédulo. - ¡Escuché que el niño es mentalmente inestable y que ya ha matado a algunos shinobis porque no puede controlar al demonio!

- ¡Ssshhh! ¡Puede llegar a oírte! - su esposo masculló. - Él es así solo porque nadie se ha hecho cargo de él como se debe, yo pude controlarlo perfectamente con mi magia, estuvo jugando con nuestro hijo y sus amigos, como un niño normal... solo necesita que lo ayuden a controlar al Tanuki.

- Pides demasiado... tú dices que puedes controlarlo, pero eres un Jounin y tendrás misiones que te alejarán de él, ¿quién se hará cargo entonces...? Los únicos con magia son Sakumo-san y Kakashi, pero ellos también tienen sus misiones.

- Bien... yo... esperaba que miraras su sello y pudieras mejorarlo para hacer algo parecido al que tiene Naruto, quisiera que tenga el mismo control sobre el demonio que nuestro hijo.

Pacto Con Shinigami-samaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora