Los Merodeadores se convierten en Shinobis

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- Tú no entiendes, Fugaku. - Remus frunció el ceño a su amante. - Mi condición de hombre lobo podría hacer que tenga un embarazo múltiple. Es decir... más de un niño. Así que si quieres agrandar la familia... tenemos que planearlo bien... y casarnos

Uchiha Fugaku frunció el ceño y se cruzó de brazos, pensativo. Bien, desde que su querido Sasuke le había "recordado" que Remus podía traer bebés al mundo a pesar de ser hombre, el instinto de volver a tener un niñito que cuidar y darle amor había picado al Jefe del Clan. Era por eso que había tocado el tema con su amante de hace ya seis meses, pero el hombre lobo estaba implacable con eso del planeamiento familiar, la boda y "blanquear" su situación ante toda la Aldea.

Como si todo Konoha ya no estuviese enterado de su relación ilícita...

Como en toda Aldea, siendo que tenían ninjas por todos lados, un secreto como ese no se podía mantener por tanto tiempo guardado. Y a eso se le sumaba que Fugaku (y sus hijos) había espantado a todo posible pretendiente que Remus podría haber llegado a tener. Es que él a veces era demasiado bueno y querible...

- ¿Qué tanto tienen que pensar...? Yo quiero un hermanito... - Sasuke se enfurruñó desde su escondite detrás de la puerta secreta que daba a la Sala de su casa. Esta era una conversación trascendental que él no se podía perder.

Detrás de él, Itachi enarcó una ceja.

- Un bebé no es algo que se pueda traer al mundo por tu capricho, pequeño hermano.

- Hmph. - Sasuke levantó su nariz en el aire, con petulancia. - Papá me dijo que iba a convencer a Remus-san... y yo le creo.

Itachi suspiró y negó con la cabeza. Tal vez sería bueno que haya otro bebé en la casa, así su padre y Remus dejarían de mimar tanto a su hermanito.

- Está bien, si quieres llevar el apellido Uchiha pegado a tu nombre y convertirte en mi esposo, lo haremos. Y después de eso, tendremos a nuestro niño o niños, cuanto antes...

Remus le dio una mirada de incredulidad a su amante. Pero no pudo responder nada, porque un grito salió de quien sabe donde.

- ¡YATTA!

La ceja de Fugaku crispó.

- Sasuke... Itachi... tienen dos minutos para abandonar el pasadizo secreto antes de que les ponga un castigo... - siseó.

TIEMPO DESPUÉS

Tsunade estaba de visita en Konoha, para traer a su nueva estudiante a que conociera su Aldea, Shizune. Y aprovechando el hecho de que ella estaba allí, Harry le había presentado a Remus y pedido que le hiciera una ecografía, para saber como estaba y cuantos niños llevaba en su abultado vientre el licántropo.

Los instintos le decían a Remus que era más de uno, pero no estaba tan seguro de cuantos. Resultó que no necesitó planear tanto, porque si bien su boda con Fugaku fue hace solo dos meses, él ahora ya estaba de cinco meses de gestación, es decir que hizo tanto teatro para nada. Su lobo interno ya se había ocupado de usar muy bien los espermatozoides del Uchiha, sin su permiso o papeles de matrimonio.

La rubia dejó la máquina de lado y miró a Remus con una sonrisa divertida.

- Trillizos. - sentenció.

En una esquina, Fugaku tropezó, pero por suerte no se desmayó.

AÑOS DESPUÉS

- Jujuju...

Gaara miró con impasibilidad como su aniki metía la brocha en la lata de pintura y comenzaba a hacer unos círculos en la mejilla del segundo Hokage, mientras Sasuke hacía lo propio en la cara del Sandaime. A él le tocaba pintar la cara de su padre adoptivo, pero Gaara seguía mezclando y revolviendo su lata de pintura, puesto que él quería un color exacto antes de ponerse a dibujar. Él quería que su líquido tuviera un color rojo sangre. No sabía por qué, pero hoy se había levantado con ganas de ver ese color.

Pacto Con Shinigami-samaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora