Epílogo: Hacia el futuro

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Sirius y Harry miraron con interés como sus hijos se besaban en el patio de la casa del segundo, creyendo que nadie los miraba. Había sonrisas en las caras de los hombres.

-¿Crees que deberíamos decirles?

-No, Sirius.- La respuesta de Harry fue directa, sin estivo de duda.

-¿Por qué no? –gimoteó-. ¡Sería genial ver sus caras cuando les digamos!

-¿De qué valdría? ¿Solo para divertirte un rato? –frunció el ceño, mientras acariciaba su estómago hinchado-. No, mejor nos mantenemos en silencio.

-Aw -puso mala cara-. Yo quiero ver sus caras cuando le digamos que los comprometimos desde niños.

Por supuesto, esto sería un secreto entre ambos para siempre (porque ya no creían que fuera necesario decirlo). Cuando Harry se había enterado que estaba esperando a Naruto, Sirius le había dicho que siempre esperó que ellos sean parientes de verdad. No solo padrino y ahijado. Si bien el sueño de Sirius siempre fue tener un hijo o hija que se casara con Harry, las circunstancias eran diferentes, Kakashi era muy pequeño para su ahijado en aquel momento. Así que cuando se supo de la llegada de Naruto, Harry y Sirius hicieron un trato secreto.

Comprometieron en futuro matrimonio a sus bebés.

Así que si las cosas no se resolvían entre Neji y Naruto, igual ellos tendrían que cumplir con el contrato de matrimonio. Gracias a Kami-sama, los niños habían resuelto esto por sí mismos, sin tener que vivir bajo la angustia y presión de casarse sin amor.

TIEMPO DESPUÉS

Una vez que las cosas se normalizaron en Konoha, Hiashi se decidió a revelar su estado de gravidez, y no solo esto sorprendió a los aldeanos (así como a sus hijas) sino que también sorprendió saber quién era el otro padre. No queriendo desmerecer a Hayate, muchos pensaron que él era un shinobi demasiado común para alguien tan importante para la cabeza del Clan Hyuuga. Sin embargo, estos rumores no importaron al hombre y hasta anunció que pronto se casaría, así que los contradictores tuvieron que conformarse.

Sasuke puso las manos en sus bolsillos y salió de su casa, sus pequeños hermanos otra vez estaban jugando a los "ninjas" y cuando ellos decidían jugar ese juego, era mejor estar fuera de casa. Así que él caminó hasta el único lugar que sabía le traería paz. No tardó mucho en llegar a la pequeña casita que su sensei se había comprado, en vista que su departamento había sido destruido durante la invasión.

-¿A dónde vas, mocoso?

El Uchiha palideció al encontrarse con una espada masiva peligrosamente cerca de sus partes nobles, que de paso le impedía seguir caminando.

-Eh... ¿está Haku?

Zabuza gruñó, angostando sus ojos en el Uchiha. Él estaba sentado en una silla amplia, en el pórtico de la casa, parecía relajado, pero la espada en su mano y la mirada que le lanzaba al chico decían otra cosa.

-¿Qué si está? –siseó-. No deseo que un mocoso estirado como tú lo pervierta y lo aleje de su entrenamiento.

Sasuke frunció sus labios y le dio su propia mirada de intimidación.

-Solo quiero hablar con él.

-No mientas, sé muy bien lo que quieres de Haku.

Ambos se fulminaron con la mirada.

-Maa... maa... -Vino un suspiro cansado desde la puerta de la casa-. Déjalo pasar, no creo que hagan nada que nosotros no hayamos hecho.

La mirada fulminante se dirigió al espantapájaros ahora.

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⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

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