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―Jes― susurré su nombre, sabiendo quien era el que me tenía envuelto en sus brazos en el instante en que abrí los ojos

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―Jes― susurré su nombre, sabiendo quien era el que me tenía envuelto en sus brazos en el instante en que abrí los ojos. Estaba teniendo un momento difícil tratando de comprender el hecho de que todavía estaba en la cama con el guapísimo hombre y no me había pateado el culo arrojándome fuera.

Esto normalmente no me pasaba a mí.
No estaba seguro de qué hacer. Mi primer impulso fue el de deslizarme bajo las sábanas y despertar a Jes de la mejor manera que pudiera imaginar. Y el segundo impulso fue correr antes que se levantara y se molestara por haberme quedado dormido. Tal vez marcharme mientras Jes siguiera dormido era lo mejor. Si no me quedaba, tal vez me llamaría.

Bueno, se valía soñar.

Sin embargo, no podía salir del dominio con el que me mantenía agarrado. Yo estaba acostado boca abajo, con la cabeza descansando en mis brazos.

Medio cuerpo de Jes estaba sobre mí, su pecho presionando mi espalda, su pierna atrapada entre mis muslos, y por el momento su brazo envuelto a mi alrededor, abrazándome con su mano extendida en mi abdomen.

No pensaba ir a ningún lado.

Desearía poder decir que estaba preocupado por eso, pero mi madre siempre me dijo que era un mal mentiroso. Yo estaba encantado con el hecho de que Jes parecía que no quería que me fuera. Si tuviera la oportunidad, jamás me movería de este lugar.

Mi vejiga pensaba diferente.

Comencé a contonearme hasta que pude escabullirme del abrazo de pulpo que Jes tenía sobre mi cuerpo. No era fácil, pero deslizando la almohada en mi lugar lo hacía un poco menos difícil. En el momento en que alcance el borde de la cama y pude pararme, sentía como si hubiera estado en un encuentro de lucha libre, y lo hubiera perdido.

Me dirigí hacia una puerta parcialmente abierta, esperando que fuera el baño y no un vestidor. Me detuve en el umbral, con la boca abierta. Bueno, en realidad, era un cuarto de baño, pero yo estaba segurísimo de que podría hacerse pasar por un spa de alta categoría.

Los metros de azulejos blancos cubrían toda la parte interior del compartimiento de la enorme ducha, y justo debajo hasta el banco empotrado. El cabezal de la ducha de níquel pulido era un buen toque, al igual que las paredes de la ducha de vidrio sin costura. Tenía fantasías de sumergirme en una bañera de hidromasaje como la que estaba en el lado opuesto de la habitación. Me imaginaba pasar horas entre burbujas y agua perfumada de lavanda.

Las cubiertas de mármol de Carrara combinaban muy bien con los gabinetes de madera de cedro y el tocador. Los colores eran un profundo contraste entre sí, pero funcionaba. Todo el lugar parecía como si hubiera caminado justo fuera de una revista.

Mio ¹ (JesBible) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora