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No fue difícil decir que no estaba en mi propia recamara cuando abrí los ojos

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No fue difícil decir que no estaba en mi propia recamara cuando abrí los ojos. No tenía paredes color verde menta o luces que podría cegar a un hombre, aunque tuviera los ojos cerrados. Mi cama era más grande, también.

Extrañaba mi cama.

Extrañaba aún más al chico que dormía en la silla junto a la cama. Deseaba a Bible en mis brazos. Si hubiéramos estado en mi cama, ahí habría estado. Demonios, si de mí dependiera, nunca lo dejaría alejarse.

Me aclaré la garganta y luego enterré mis dedos en el hermoso cabello de Bible. Quería que el chico se despertara para que pudiera subirse a mis brazos.

Necesitaba abrazarlo.

Me aclaré la garganta otra vez.

Los sedosos hilos del cabello de Bible se deslizaron a través de mis dedos cuando levantó su cabeza. Sus ojos estaban soñolientos y desenfocados mientras parpadeaba para despertar.

―¿Qué? ―Hey, caro.

―¡Jes!

Hice una mueca por el sonido fuerte de mi nombre.

―Baja el volumen, caro.

―Lo siento.― Bible se puso de pie. Sus manos comenzaron a deslizarse sobre mí, dándome muchos tipos de ideas.

―¿Cómo te sientes?¿Quieres unos trocitos de hielo? Debería ir por la enfermera. ―Su mano seguía frotando sobre mi pecho. ―Bueno. Voy por la enfermera.

―Bible.

Lo detuve cuando se estaba alejando.

―Ven aquí.

Bible se inclinó hacia mí acercándose, casi como si fuera atraído hacia mí por un hilo invisible. Envolví una mano alrededor de su nuca y lo atraje hacia mí para besarlo. Empecé despacio y con cuidado, para restablecer la relación, con rapidez se volvió muy apasionado y por Dios tan jodidamente perfecto.

Lamí la comisura de sus labios hasta que los abrió, después empujé dentro, necesitaba más. El dulce sabor de Bible me envolvió. Besé a Bible con un hambre que desmentía mi calma exterior. Forcé la boca de Bible a que se abriera más con los empujes de mi lengua.

Gruñí, acercándolo más. Cuando eso no fue suficiente, agarré a Bible de los hombros, y lo levanté para ponerlo encima. Su peso tan ligero se acomodó encima de mí, sus manos extendidas sobre mi pecho.

Mi suspiro relajado cubrió a Bible.

Eso era todo.

Eso era lo que necesitaba.

Empujé mi pierna entre las de Bible. La satisfacción me embargó cuando sentí el duro pene de Bible presionando contra mi muslo. Amaba saber que el dulce chico no era inmune a mí, incluso en una habitación de hospital.

Mio ¹ (JesBible) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora