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Aunque estaba agradecido que Singto me hubiera conseguido un avión, se sentía como si la cosa se moviera a paso de tortuga

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Aunque estaba agradecido que Singto me hubiera conseguido un avión, se sentía como si la cosa se moviera a paso de tortuga. Cada segundo que tardaba en llegar a Bible era un segundo en el que podría estar sufriendo a manos de Neo.

La espera era insoportable. Había apretado los puños con tanta fuerza, que había dejado marcas de sangre molida en las palmas de mis manos.

Cuando el avión aterrizó, estaba un coche oficial del FBI y el conductor estaba esperándome, sabía que debía a Singto al menos una caja de buen whisky, o de la bebida que fuera de su preferencia.

Le debía al hombre un gran favor.

Una vez que le di instrucciones al conductor del departamento de Bible, intenté llamarle otra vez a su celular.

Casi lloraba cuando él no respondió. Los escenarios que volaban por mi cabeza me dejaron con dolor de estómago. Continué marcándole a Bible, hasta que llegamos a la calle tranquila donde él vivía.

Excepto que para nada estaba tranquila.

―No puedo acercarme más― dijo el conductor

―Voy a bajarme aquí.― Abrí la puerta, deteniéndome para mirar por encima del hombro mientras me bajaba del coche.

―Dile a Singto, que muchas gracias.
El hombre sonrió y me guiñó un ojo.

―Todos le debemos a Singto de una manera u otra. No te preocupes, cuando alguien más necesite algo, cobrará este favor, justo como lo hizo conmigo.

Pensé en lo intenso que el agente del FBI había trabajado para traerme a casa a como diera lugar.

―Él podría tener todo lo que quisiera.
Cerré la puerta y comencé a sortear mi camino a través de la multitud que se había reunido. La mayor parte de los curiosos estaba detenida por barricadas de la policía. Al llegar a una, le hice una seña a uno de los oficiales que estaba de guardia controlando las multitudes y le mostré mi placa.

―¿Qué está pasando, oficial?

El tipo examinó con detalle mi placa antes de responder.

―Situación de rehenes, señor.

―¿Si-situación de rehenes?― Mis ojos se dirigieron al edificio de ladrillo que estaba a la mitad de la cuadra.

―¿Wichapas Harris?

El joven novato parpadeó hacia mí.

―Sí, señor. ¿Cómo lo supo?

―¿Quién está a cargo?― Pregunté en lugar de responder a su pregunta.

―Creo que el Comandante de la Policía, señor. Él es el oficial de mayor rango.

―¿Dónde está?― Empecé a buscar en el mar de color azul en frente del edificio de Bible. Cuando le eché un ojo al hombre con el que había hablado en el hospital, el mismo hombre que me envió a  la unidad especial del FBI, me escabullí debajo de la barricada.

Mio ¹ (JesBible) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora