La Influencer que conquistó Marvel

Capítulo 34: Nuevos Comienzos en Los Ángeles

El avión comenzó su descenso hacia Los Ángeles, y Eloise miró por la ventanilla, observando cómo la vasta extensión de la ciudad se desplegaba bajo ella. Los Ángeles, la ciudad donde todo era posible, y donde, por primera vez en mucho tiempo, se sentía lista para comenzar de nuevo.

Las últimas semanas habían sido una mezcla de preparación y reflexión. Después de terminar su primer gran proyecto con Marvel, Eloise había decidido que necesitaba un cambio. Su nuevo papel exigía un cambio de imagen, así que había optado por un corte de cabello más corto y un tinte diferente, algo que reflejara no solo su nuevo personaje, sino también su evolución personal.

Mientras el avión descendía, Eloise se recostó en su asiento, dejando que su mente viajara en una retrospección de las semanas pasadas. Recordó cómo había pasado las últimas semanas reorganizando su vida. Se había asegurado de dejar espacio en su agenda, adelantando todo el contenido para sus redes sociales. Había creado videos, publicaciones y campañas con anticipación, para que en las próximas semanas solo tuviera que subir historias espontáneas y uno que otro video ocasional.

En su última sesión con su terapeuta, habían hablado sobre la importancia de encontrar un equilibrio. Había estado en constante movimiento, compartiendo cada detalle de su vida con millones de personas, hasta el punto de perderse a sí misma en el proceso.

—Eloise, has construido una carrera impresionante, pero es importante recordar que eres más que tu imagen en las redes sociales —le había dicho su terapeuta con suavidad—. Las redes son una herramienta, no una definición de quién eres.

Aquellas palabras se habían quedado con ella. Durante tanto tiempo, había sentido la presión de estar siempre "encendida", de compartir cada momento y de ser perfecta ante los ojos de sus seguidores. Pero con su incursión en el mundo de Marvel, algo había cambiado dentro de ella. Se dio cuenta de que había más en la vida que estar atrapada en una pantalla, que era mucho más que una influencer. Era Eloise, una mujer con sueños, miedos, y una vida que merecía ser vivida fuera de las redes.

La experiencia en Marvel la había ayudado a redescubrirse. Se había visto obligada a enfrentar sus inseguridades, a salir de su zona de confort, y a conectarse con personas que la valoraban por quién era, no solo por lo que representaba en internet. Había descubierto una faceta de sí misma que no conocía, una que no estaba definida por la cantidad de likes o seguidores, sino por su capacidad de actuar, de expresar emociones, y de conectarse con su verdadero ser.

Durante estas semanas, Eloise había seguido en contacto con todos sus compañeros de Marvel. El grupo de chat que habían creado seguía activo, lleno de bromas, anécdotas y recuerdos compartidos. Había otro chat que compartía solo con las chicas, donde la conversación a veces se desviaba a temas más personales y de apoyo mutuo. Sin embargo, había dos personas con las que había mantenido un contacto más cercano.

Tom Hiddleston se había convertido en un gran amigo. Sus conversaciones en privado habían pasado de simples mensajes a largas charlas sobre la vida, el trabajo y todo lo que venía con la fama y la presión de estar en el ojo público. Con Tom, Eloise se sentía segura para hablar de sus miedos y esperanzas, y él siempre sabía cómo levantarle el ánimo con su sentido del humor único y su perspectiva filosófica de la vida y la caballerosidad que lo acompañaba. Sus charlas nocturnas se habían vuelto un refugio, un espacio donde Eloise podía ser simplemente ella misma, sin preocuparse por las expectativas externas.

Por otro lado, Chris Evans se había convertido en algo más que un amigo. Sus conversaciones habían evolucionado de mensajes casuales a videollamadas a altas horas de la noche, comidas virtuales compartidas y bromas que se extendían hasta la madrugada. Con Chris, Eloise sentía una conexión especial, una cercanía que había crecido de manera natural. Sus conversaciones iban más allá del trabajo, tocando temas personales, anécdotas familiares y sueños futuros. Aunque Eloise no quería admitirlo abiertamente, esperaba esas videollamadas más de lo que estaba dispuesta a reconocer.