Capítulo 104

16 3 0
                                    

Eloise dejó que el atardecer de Sicilia la envolviera como un suave abrazo. Desde la terraza de su nueva casa, con una vista sin obstrucciones al mar, el cielo se teñía de colores cálidos: naranjas, rosas y violetas que se desvanecían en el horizonte mientras el sol desaparecía lentamente en las profundidades del Mediterráneo. Era como si la naturaleza misma quisiera darle la bienvenida, recordándole que, aunque su vida se había desmoronado, todavía existían momentos de belleza pura que valían la pena.

Después de desempacar y organizar sus cosas, decidió prepararse una comida ligera, casi una cena, para celebrar su primer día. Había puesto su música favorita a un volumen alto, dejando que las notas llenaran la casa y resonaran en sus pensamientos, evitando que la soledad y los recuerdos la asfixiaran. Cocinar en esa pequeña cocina rústica, escuchando canciones que siempre la habían acompañado, le devolvía una sensación de normalidad que hacía tiempo no sentía. Era un pequeño ritual, un acto simple, pero que le recordaba quién era fuera de los reflectores y de los escándalos.

Con su plato en una mano y una copa de vino en la otra, salió a la terraza y se acomodó en una de las sillas, dejando que el sonido del mar y su música favorita la rodearan. Respiró profundamente, saboreando el aire salado y sintiendo cómo el peso en su pecho se aligeraba, aunque fuera solo un poco.

Mientras el cielo continuaba transformándose ante sus ojos, las palabras de su terapeuta volvieron a su mente, como una guía que le recordaba lo importante que era ahora aprender a soltar. "¿Por qué debe importarte lo que opinen los demás de ti? Si tienen un problema contigo, que te llamen a tu celular y lo arreglan, y si no tienen tu número, entonces no son tan cercanos para tener un problema, así que con este cambio que harás de número recuerda esto, solo las opiniones de la gente que te quiere, tu gente importan, deja de escuchar a la gente que no estará en tu nueva lista de contactos y si alguna vez estuvieron en esa lista y ahora ya no están es hora de dejar ir."

Eloise sonrió para sí misma, como si esa frase hubiera sido escrita exclusivamente para este momento. Era cierto; había pasado tanto tiempo preocupada por lo que los demás pensaban de ella, desgastándose tratando de mantener una imagen que ni siquiera sabía si quería para sí misma. Había permitido que las opiniones de desconocidos, de gente que no conocía su historia, dictaran la forma en que se veía a sí misma. Pero aquí, frente al inmenso y silencioso mar, se dio cuenta de que esa versión de ella ya no existía.

"Ya no soy parte de esto," se dijo a sí misma en un susurro, como si sellara una promesa. Ya no quería ser parte de un mundo donde su valor dependía de la aprobación de los demás. Era libre de decidir, de construir una vida alejada del ruido, una vida donde solo le importara lo que ella misma pensara de sí misma.

Los minutos pasaron, y con cada segundo, la paz que la envolvía se hacía más tangible. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía sola, pero no sola en el sentido de abandono; sino sola en el sentido de libertad, de no tener que responder a nadie. Esta era su vida y, al menos por ahora, le pertenecía solo a ella.

Levantó la copa de vino hacia el cielo, como brindando por esta nueva etapa, por el coraje de dejar atrás a personas y situaciones que solo le habían traído dolor. Aquel primer día en Sicilia no era solo el comienzo de un viaje; era el primer paso hacia su independencia emocional, hacia el reencuentro con la persona que había sido antes de que la vida pública y el espectáculo absorbieran cada parte de ella.

El sol finalmente desapareció, y la oscuridad cubrió el mar, dejando solo un suave resplandor en el horizonte. Pero para Eloise, esa oscuridad ya no era una amenaza; era el cierre de un ciclo y el comienzo de otro. Siguió observando el cielo, sintiendo cómo su respiración se calmaba y su mente se despejaba, como si la noche, en su silencio, le ofreciera un consuelo invisible.

Esa noche, mientras se preparaba para ir a dormir, sabía que este sería su refugio, su lugar para sanar. Y con esa certeza, dejó que la tranquilidad de Sicilia la arrullara, lista para dejar el pasado atrás, un día a la vez.

La Influencer que conquistó MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora