Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos.
No todo es matemáticas y no todo es simple lógica, también se trata de un poco de belleza y poesía. (Maria Montessori)
Llevaba horas viendo el computador portátil sin poder escribir una sola palabra. Mi bandeja de entrada estaba llena de mensajes enviados por el doctor Quill y su asistente. Una parte de mi pensaba que había gato encerrado, para mi era un poco extraño que tuvieran tanta insistencia.
—El doctor Fury ha comprobado que no es el único laboratorio que te busca a ti, corazón—dijo Steve, entrando a la habitación.
Alcé la vista, recargando la cabeza en el pecho de mi esposo.
—Odio cuando haces eso—solté.
Steve juntó ambas cejas, su mirada se encontró con la mía mientras hacía un puchero que me enterneció.
—Exactamente, ¿a qué te refieres con "eso", mi cielo?—cuestionó—Tengo la impresión de que odias muchas cosas de mi.
—¡Eso no es cierto!—exclamé, ofendida—¡Solo odio cuando parecer leerme la mente!
—Y cuando tengo la razón, también cuando hago que digas lo que sientes—sonrió, pensando en las veces que le había dicho que lo odiaba aunque no era realmente lo que sentía—¡Cómo olvidar cuando encuentro un fósil que estabas buscando antes de que tu lo hagas! ¡Esa es otra de las muchas veces que me odias!
Sonriendo, intentó besarme pero yo lo esquivé. Giré para internar concentrarme en el correo electrónico que estaba escribiendo, pero las carcajadas de Steve vibraban en todo mi cuerpo. Bufé, era lo suficientemente testaruda como para mantenerme con la vista fija en la pantalla del computador.
"Querido Doctor Quill..
Comencé a escribir, sabiendo que podía leer encima de mi cabeza, apoyándose en ella.
¡Estoy harta de mi marido! Tomaré el puesto que sea con tal de abandonar la vida aburrida, monótona y sin sentido que llevo en Raleigh..."
—¡Eso no es cierto!—dijo Steve, ofendido.
—¡Deja de leer mi correspondencia!—regañé.
Borré el mensaje, cerrando el aparato mientras atrapaba a Steve por la muñeca. Él sabía que estaba bromeando, me conocía mejor que nadie, ¿o no? No intentó moverse cuando lo rodeé con mis brazos, enterrando el rostro en su cuello. Ninguno de los dos dijo nada, solamente escuchábamos el corazón del otro. Respiré profundamente, la sola idea de perderlo hacia que se me acelerara el pulso y, pronto, estaba hiperventilando.
—Corazón, ¿qué pasa?Negué con la cabeza, incapaz de hablar. Odiaba que Steve me viera de aquella manera, él había sido quien solía tranquilizarme cuando el pánico amenazaba con consumirme. Inhalé de nuevo, tratando de llenarme de oxígeno para poder hablar, cuando eso era casi imposible, lo único que yo quería era que él me sostuviera entre sus brazos, cosa que no había dejado de hacer, pero no podía darme cuenta de ello.
—No quiero que dejes de quererme si me voy—solté sin pensar.
Uno de los brazos de Steve se apretó aún más entorno a mi cintura, mientras su otra mano subió a mi rostro, tomando mi mejilla con firmeza para que lo viera a los ojos.
—¿Qué te hace pensar eso, mi cielo?—preguntó, frunciendo el entrecejo.
—Por eso no quiero irme.
Me dolía el corazón, no podía explicar lo que sentía pero había aparecido desde el momento en que supe que necesitaba darle una respuesta al doctor Quill antes del siguiente viernes. Intenté bajar de nuevo la mirada, pero Steve me lo impidió.
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Huesos de Amor | Romanogers AU
RomanceNatsha fue criada como una mujer con carácter y decidida, el mundo de la ciencia y la paleontogia era su vida, convencida qué debe perseguir sus sueños buscará la manera de lograr lo que busca. Steve está convencido qué la paleontologia es su vida...