Huesos de Amor | Romanogers AU

26. Plesioraurio

Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos.

"Siento menos curiosidad por la gente y más curiosidad por las ideas".

Las lágrimas corrieron por mis mejillas y por primera vez, no las maldije. Para alguien que lloraba mucho, pocas veces lo hacìa de alegría. Me froté los ojos y limpié mis mejillas, no quería que Steve se preocupara, pensando que me había pasado algo.

—Señora Rogers—sonrió la chica de la recepción—¡Salió pronto!

—No había mucho que decir—le respondí—Steve y yo nos queremos, creo que es lo único importante.

Aquella chica se recargó en su escritorio, acercándose a mi para hablar en susurros.

—Su caso me parece muy raro—confesó—Es bastante común el fraude a los seguros y a las becas, pero ustedes realmente se quieren. ¿Qué hicieron para que los trajeran hasta acá?

Me crucé de brazos, incómoda con la conversación. Odiaba que estuvieramos bajo el escrutinio de todos, sentía que eso impedía que los sentimientos fluyeran como debían. La duda acerca de que tanto había afectado el pretender en nuestra relación seguía existiendo. Finalmente casperré, logrando decir algo.

—Pensamos que teníamos amigos que realmente no lo eran.

—Lo que pasó con Logan y Wilson ha recorrido toda la universidad—comentó la chica, era obvio que quería saber más acerca de lo ocurrido—¿Es cierto que provocó un accidente que casi los mata?

Fruncí el ceño, aquello me recordaba el miedo que había sentido de perder a Steve. Al menos, su incesante cotilleo funcionaba para dejar de pensar en lo que podía pasar con la beca y recordar a mi esposo.

—Si—dije finalmente—Fue Wilson.

—¡Es horrible! ¡Debería ser màs que suficiente para que los liberaran de todo este desastre!

Una mano se posó en mi cintura mientras la chica hablaba. Sonreí, acariciando los nudillos de mi esposo mientras besaba mi cabeza.

—Opino lo mismo—dijo Steve—Estoy harto de todas estas entrevistas y el papeleo interminable.

Me encogí de hombros.

—Es casi lo mismo que cuando te entrevistas con un nuevo laboratorio, o cuando iniciamos el doctorado, mi amor.

—¿Nos vamos, cariño?
—Pensè que no te soltarìan—dije, girando para perderme en sus ojos—¿te he dicho que te ves muy guapo el dìa de hoy?

Steve besò mi frente.

—¿Molesto, frustrado y aburrido?—preguntó.

Su estómago gruñó, provocando que yo soltara una carcajada.

—Y hambriento, por lo que veo—le dije, besando su mejilla solo porque podía hacerlo—¿Pasamos a comer antes del trabajo?

Nos despedimso de la recepcionista, que se comprometió a avisarnos lo más rápido posible si había un cambio en la beca y volvimos al automóvil.

—Tengo hambre de otra cosa—confesó Steve en mi odio, después de abrirme la puerta del automóvil—Y no creo que pueda esperar.

Su voz me resultaba exitante desde la adolescencia, no podía negarle nada cuando me habla así. Ahogué un gemido al sentir sus besos en mi cuello, tratando de mantener la compostura.

—¿Qué pasó con no querer tener una multa?—pregunté, luchando mantenerme serena.

Sus manos se aferraron aún más a mi cintura, presionándome contra el automóvil.