Huesos de Amor | Romanogers AU

17. Megalosaurio

Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos. 

Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza.

Steve era mi persona y no lo decia a la ligera, o porque estuviera enamorada, pero a veces podía ser un poco abrumador. Después de la muerte de Agatha, lo único que quería era concentrarme en mi investigación y en mi relación, no meterme en más problemas o en el juego de detectives que todos en la Universidad deseaban jugar.

—¿Encontraste una nueva compañera de apartamento, Wanda?—preguntó Peter.

Los estudiantes pasaban más tiempo en el laboratorio que antes, parecía que todos tenían miedo de irse a casa y terminar como Agatha. Desde que había dejado de recibir mensajes amenazantes, me sentía mucho más segura en mi hogar.

—Creo que me mudaré—dijo con seriedad, yo escuchaba sin poner atención porque tenía trabajo pendiente—Mi hermano se quedará unos cuantos días más, pero no me siento biein estando allí sin Agatha.

Ahora sabía que se habían conocido por accidente y que Agatha había sido quien le mostró a Wanda nuestro país por primera vez. Al oírla hablar con tanta tristeza, alcé el rostro para encontrarme con la mirada de María. Cuando uno es joven, piensa que la vida es eterna y que nos reíremos junto a nuestros amigos en la vejez, pero es el destino quien nos enseña lo equivocados que estamos. Esperaba no tener que saber que hacer con mi vida sin las personas que amaba.

—Deja de pensar en esas cosas, Natasha—me amenazó María.

—¿Cómo sabes en lo que pienso?—la reté.

—Esa no es tu cara de "quiero tener sexo con mi marido" ni de "voy a resolver el enigma de este dinosaurio y ser más reconocida que Paul Sereno"—dijo con seriedad—así que lo que estás pensando tiene que ver con Agatha Harkness.

—Te odio—dije, apretando los dientes—Deberíamos ponernos a analizar las muestras de Geología, ¡me esforcé demasiado como para que las tengamos allí amontonadas!

—Si eso va a mantener tu mente ocupada, hagámoslo.

Había pasado bastante tiempo clasificando las muestras que parecían tener esos esquivos tejidos de colores que tanto habían puesto de cabeza a los paleontólogos. María tomó con sumo cuidado las piedras y ambas nos pusimos a trabajar, lo que funcionó muy bien para alejar los pensamientos que me llevaban a imaginarme con el mismo destino que la chica de Geología.

—Las muestras hay que tienen que servir de algo, las pruebas que hemos hecho no mienten—comenté, acomodándome los guantes—Ustedes tienen que encontrar si los fragmentos de piel son dorsales o ventrales, yo los acomodé lo mejor que pude.

María rodó los ojos.

—¿Por qué no ponemos a los estudiantes a hacer eso?—se quejó—Así sería más fácil, solo tendríamos que supervisarlos.

—Estar haciendo un doctorado no significa ser la jefa cuando el doctor Fury no está, ¿sabías?

—¿No?—dijo, batiendo las pestañas—Honestamente, me imaginaba otra cosa.

—¿Ser millonaria con tu propio laboratorio?

—Al menos, ser reconocida—confesó—Vivir bien, poder viajar a sitios de exploración, tal vez tener un programa de televisión a mi nombre...lo que sea menos ser perseguida y tener miedo de que me maten.

Suspiré, mis manos aferrándose a la mesa.

—Así es la ciencia, es todo menos un cuento de hadas.