TP1 - Capítulo 8: Especial

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En una habitación oscura y en silencio, Yuta Okkotsu, un joven de cabello desordenado y ojeras profundas, se encontraba sentado en una silla de madera. A su alrededor, una serie de sellos y lámparas encendidas en el suelo proyectaban sombras largas en las paredes, mientras él mantenía la mirada fija en el techo. El ambiente era pesado, cargado de tensión y una sensación de aislamiento.

En otro lado, en una sala grande, donde los altos mandos se reunían, la conversación se tornaba seria.

—Encubrimiento total y ejecución secreta... ¡No sean ridículos! —exclamó Gojo, con una mezcla de incredulidad y burla en su tono.

Uno de los altos mandos respondió con frialdad: —El chico estuvo de acuerdo.

Gojo, con su habitual actitud despreocupada pero contundente, replicó: —Es menor, apenas tiene 16 años. ¿Quién sabe cuántas muertes más generará su maldición? Ya se las arregló para acabar con dos hechiceros de segunda clase y uno de primera. ¿Por eso creen que pueden ejecutarlo? —Gojo hizo una pausa, su tono se volvió serio, casi desafiante—. Él me necesita... ¿O acaso ya se les olvidó?

Otro de los altos mandos lo miró fijamente antes de preguntar: —¿O sea que...?

Gojo sonrió bajo su venda antes de responder: —Sí, Yuta Okkotsu irá a la preparatoria de hechicería.

El ambiente en la sala se tensó aún más, pero Gojo se mantuvo relajado, completamente seguro de su decisión.

De vuelta en el cuarto oscuro, Yuta seguía sentado en la silla, inmóvil. De repente, la puerta crujió, y Gojo apareció, caminando con una naturalidad que contrastaba con el ambiente opresivo del lugar. Se acercó lentamente a un cuchillo que estaba tirado en el suelo, doblado grotescamente, como si hubiese sido sometido a una fuerza inhumana.

Gojo recogió el cuchillo, examinándolo por un momento, y luego lo levantó ante la vista de Yuta.

—¿Qué es esto, Yuta Okkotsu? —preguntó, su tono curioso, pero su mirada penetrante.

Yuta, todavía mirando al suelo, respondió en voz baja: —Es... un cuchillo. Intentaba... matarme, pero... Rika intervino.

Gojo sonrió de forma irónica mientras lanzaba el cuchillo doblado de nuevo al suelo, el sonido metálico resonando en la habitación.

—Qué tétrico... —dijo, casi divertido—. Bien, a partir de hoy asistirás a una nueva escuela.

Yuta, aún sentado en la silla, con la mirada apagada y llena de culpa, pronunció en voz baja, casi derrotado:

—No pienso ir.

Gojo, quien hasta ahora mantenía su actitud relajada, lo miró con curiosidad, levantando una ceja.

—Ya no quiero lastimar a nadie —continuó Yuta, su voz temblando ligeramente—. No pienso volver a salir. Si me quedo aquí, nadie más sufrirá por mi culpa.

Gojo lo observó en silencio por unos momentos, como si estuviera analizando cada palabra. Finalmente, soltó un leve suspiro y se acercó un poco más a Yuta. Su expresión, aunque siempre despreocupada, reflejaba ahora una genuina preocupación.

—Pero es muy triste estar solo —dijo Gojo, su tono más suave, pero aún cargado de convicción—. La maldición que te aflige,  también puede usarse para ayudar a otros. Aprender a usar su poder...ya te rendiste una vez pero aun estas a tiempo.

...

En la habitación apenas iluminada por los primeros rayos del sol, Goku dormía profundamente, su respiración tranquila y los ronquidos suaves resonaban en el aire. A su lado, Maki estaba envuelta en las sábanas de su cama, abrazándolas como si fueran una protección cálida contra el frío de la mañana. El sonido del despertador irrumpió en la calma de la habitación, pero solo logró hacer que Maki frunciera el ceño con pereza.

Enlace maldito (Goku en Jujutsu Kaisen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora